Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

miércoles, 15 de enero de 2025

In Extremis p. VII

Arica– Chile                                                                                                                                                               13/01/25

Medio tiempo, leve oleaje, vientos quedos, trazos y vahos lejanos, voces y alaridos, tizones y extensas llanuras. Mirada aviesa, extrema atención, horizontal esquiva, tosca figura, terso pelaje y afiladas garfas. Mundo intermedio, lejano en el tiempo, en infinitos estratos olvidado, bosquejo de las venideras e inexorables tierras. En extensas llanuras, en inexplorados fiordos, en hondas quebradas, en tórridos vientos, existen y subsisten los otros, que son valores extensos y olvidados. Mirada fija, eco deslavado, trazos de cinabrio, tul en la obsidiana, velos en las tinieblas, instante quedo e infinito sigilo. Huida en la extensa y húmeda llanura, lejos del acecho inminente. Mas lo evidente se explaya si la travesía lo exige. Los Nïlah, eternos viajeros, excelsos exploradores, la briosa estampida acechan. Muestra en crisol oxidado, tenue trazo en copal, vetas y venas ocultas, cinabrio en la cifra y luz en contraluz.

El Nïlah, envuelto Extruido, quizá excelso cnidario, es trazo ilegible en tosca llanura. Extenso en los anhelos, evidente en las verdades y entinto en las leves historias. Evade los vientos traicioneros, el turbio oleaje, los vahos malsanos y las torcidas y elevadas cumbres. Forma que otro articula y expresa. Existencia que teje y desteje travesías y leyendas. Ethico que es un Nïlah y un Nïlah que es un Ethico. En el eterno e infinito vacío, en tierras y tiempos extintos, bajo la luz eterna de Dyson, los Ethicos evalúan y trazan venideras tierras y alwes. Nïlah que examina extintas existencias o inconclusos valores, explicando la trama que los Ethicos planean.

Dyson examina, evalúa, elimina o conserva el valor enviado. Una simple hebra en la venidera Malla genética. Extintos ya no extintos. Múltiples alwes que existen en otro 21:1.

Noche en la inquieta medianoche, laxas farolas, infinitas veredas, tinieblas y vahos, ecos lejanos, informes siluetas y una historia que en soledad cuaja. Música en la vieja vitrola, RKO en la insistente llamada, cóncavo en la convexa tristeza, venas y venas en las insondables cloacas, y una estela que la verdad deja. Faz en los oxidados vitrales, en las turbias vertientes, en las húmedas hojas, en la clepsidra que otro tiempo anhela, en la tumba que existe en el acre llano, en las vagas tinieblas. Noche que todo traza u olvida.

– Finalizad las inconclusas tareas. Id tras las huellas del esquivo e inquieto viento. Mas un consejo: «Nunca volteéis…» El viento toma otro curso si las lealtades flaquean.

Noche en la esquiva tarde, otras veredas, otras tierras e infinitos instantes. Morral lleno de ilusiones, tristezas y extravío. Muchos y uno en la travesía inconclusa, en el limitado exilio, en la telúrica tierra, en la confluencia de los tiempos.

Cobijad el vástago de Yggdrasil, el eterno cigoto, externo al vulgo ciego. Proseguid la travesía incompleta, y hallad la huella extraviada. Entre tierras, tiempos y sendas, ocultad la vasta existencia. Hallad la verdad que se oculta entre la vida y la muerte, entre la luz y las tinieblas, entre lo que es y no es. Meditad bajo el cobijo de Lahual que es también Yggdrasil.

… y si me quieres encontrar, búscame – cantan Sergio y Estíbaliz.”

Buscad la luz que febrero limita. Muchas travesías bajo una solo lema: «Evado la malsano, ya que otros me alientan.»

Continuad la eterna travesía, y no olvidéis Revelación 2:5.

Sin más deciros, J 25 A.

jueves, 9 de enero de 2025

In Extremis p. VI

Arica– Chile                                                                                                                                                               08/01/25

Extremo territorio, infinitos horizontes, tizones o fulgores en eterno extravío, levedad en la cifra, clepsidra y sextante torcidos, tierras y tiempos extintos, leves momentos, eternos anhelos en la olvidada extensión. Esquivos u ocultos en el crisol de los tiempos. Muy lejos, en otras existencias, en otros esquemas evolutivos, en el atisbo de otro universo, Tyson explaya travesías y leyendas. Múltiples ocelos, tetraedros enlazados, infinitas veredas, vastas estructuras y eternas hifas, constituyen su metaverso explícito. Media luz en las hondas tinieblas, tizones o lumbres en eterno exilio o éxodo, trazos en los anhelos, instantes en la Memoria, olvido que excluye el silencio, crisol de alwes e inconclusas historias. Y en la velada extensión, tranquilos e inmutables, los Ethicos explican travesías y leyendas. Tyson es una vasta existencia que evidencia alwes o anhelos en otras y venideras tierras. Extintos, exiliados u obviados, todavía existen en la Esfera de Tyson.

Existencia telúrica, violentos vientos, vastas llanuras, aviesas vertientes, exiliados fiordos, extrañas veredas, templados lagos, inexorables tinieblas e interminables vahos. Tierras inhóspitas, elevadas torres, tupidos bosques, hondas quebradas, jade en la luz y absenta en los vastos litorales. Mundo en ciernes, testamento exacto, que Tyson traza y explica en todos los instantes.

Multitud evidente, tizones tejidos, tetraedros inversos, tinta y estilete, vahos y tinieblas en continua lid, veredas que van y vienen, alwes enlazadas, vetas y venas en lenta expansión, oculto Tejido Primordial. Materia que trasciende y alwes que huyen a la tosca tierra.

– Bajad a la solitaria tierra y multiplicaos, ya que sois el venidero hombre.

Nunca harapos, otros trajes talvez. 2 Corintios 5:17 en la oculta candela.

20 arque(o)tipos configuran el venidero Tejido Primordial. Extensa trama que limita otro y lejano 21:1.

Rescatad los excelsos anhelos, las inacabadas leyendas, las travesías inconclusas, los hondos secretos. Expresad el Tejido Primordial, la luz del venidero universo. Todo viaje os lleva a Yggdrasil y Nahemah. Hallad en los textos lo que los Ethicos traman. Misión para todos y otros.

Nombradlo y existe. Nombradlo y la levedad lo envuelve. Materia en la materia, y voz en los inclementes vientos. El Testigo cuaja si la tierra lo limita. Momento en el copal y luz en el cinabrio. Dejad que concluya la travesía, y las tierras y alwes confluirán.

– Decidme Syrus, ya que me limita y explica. No existo en esta frágil tierra. Mas leve o limitado me vuelvo, si las coexistencias confluyen. Llamadme Syrus y a Syrus veréis.

Huara indica la conclusión de un ciclo y la extensión de otras tierras y tiempos. Mitad olvido, quizá extravío, talvez expiación, tortura o tristeza, vetusta estancia y un Testigo o viajero que es luz y tinieblas. Mitad travesía, talvez exilio, pero jamás tragedia. En septiembre todo termina o se obvia.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 6 de enero de 2025

Medianoche p. XIII

Arica– Chile                                                                                                                                                               04/01/25

En el filo de la medianoche, las tierras convergen y las alwes vuelven. Horizonte elevado, trazos indelebles, viento silente, cinabrio en ciernes, oxidados letreros, extrema tristeza. Honda aflicción, torcidas veredas, clepsidra quebrada y brecha que es Hito. En la leyenda queda, en la hora aviesa, en el ayer que es ahora, la flama eterna anhela. Medianoche en los infinitos tiempos, en las elevadas tierras, en las hondas quebradas, en el atisbo de un momento. Luz lejana que es exilio y Testigo, levedad y leyenda, tejido e instante, copal y versículo. Mirada extensa, trazo tangible, luz que es vertiente, voz que es credo e invisible viento. Tenue hebra en la tosca tierra, y extensa trama en la vasta existencia.

Crimen inexcusable, triste desenlace, vidas truncadas, eterno luto, alwes enlazadas y una brecha que es Hito. No existe olvido si las tierras claman justicia. No hay tranquilidad en las horas quedas. No se expropian alwes si la verdad prevalece. No termina la travesía si la cifra se obvia. No hollan M. y A. la inclemente tierra, ya que la luz los envuelve. Mas solo existe el Testigo que todo traza y limita.

Extruido y Testigo enfrentados en inhóspito territorio, lejanos a la inquieta muchedumbre, evidentes y expuestos, evaluando o traduciendo algo. Misterio que termina en el lugar indicado, en el toque de la hojarasca, en la intransitable vía, en la elevada hondura, en la lejana carretera.

– Mostrad vuestra verdadera faz.

Faz que aterra, quiebra o tergiversa. Flama húmeda, latido invariable, extensión extrema. Figura elevada, treinta palmos en la cifra exacta, telúrico viento, honda voz, innumerables ocelos o tizones, luz en el fractal eterno. Testigo en la luz que ciega, en el toroide inverso, en el tau silente, en el credo del caduceo. Es uno y más. Kai Kai y Tren Tren enlazados en excelso movimiento helicoidal, tal hebras tejidas y aisladas. Kai Kai en la llama extendida y Tren Tren en la excelsa amatista. Evidente en Revelación 11:4-6 y velado en las tierras de otros tiempos.

– Mirad la faz inequívoca del Testigo, que es luz y tinieblas en todos los instantes y anhelos.

Movimiento helicoidal que viene o va, que asciende o desciende, que aterra o calma, que anhela u olvida. Mitad tangible, muy leve, que traza eventos excelsos y múltiples travesías.

En enero se explaya el Testigo. Id a la tierra baldía que es Hito y brecha. El 25/01 llega y vuelve el 25/05. Claves en la ocre crisálida, en el viento quedo, en la fosa silente, en el horizonte inverso. Y lejos, muy lejos, un viaje se yergue. En Huara, la voz se explica y presiente.

– Tierras y Tiempos, confluyan. Tierras y Tiempos, alíense. Tierras y Tiempos, expresen lo que la sangre presiente. Tierras y Tiempos, manifiesten lo que del alma proviene.”

Monje es ascua en la trémula vertiente, en los oscuros pasillos, en la celda oculta, en el eterno Testigo. Entiende que la voz traza anhelos, valores y verdades, que la luz se vuelve tangible si la ley asoma, que el Testigo se vuelve evidente en las elevadas obras, que todo existe si la ignota Tierra lo ordena.

Monasterio de Ostrog, inexplicable tiempo, tinieblas y vahos, y un Testigo solitario que es Monje.

Un hombre surca muchos senderos mas ninguno lo limita. Un alma se extravía en muchos Tiempos mas ninguno la determina. El Testigo existe en el año 2025, lejano y próximo a la inmensidad.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Medianoche p. XII

Arica– Chile                                                                                                                                                               29/12/24

Medianoche extensa, curvo horizonte, vahos y estelas en inquieta travesía, tenue luz, trazos y quebradas en la lejanía. Misterio en la honda tierra, en las ocultas oquedades, en la savia calcinada, en el tortuoso micelio, en la extinta vertiente, en las villas solitarias, en el envés de la clepsidra. Extravío en la silente fosa, estacas y tapias quemadas, letreros y avisos oxidados, testamento en la tóxica hiel, linaje en el silente copal, tristeza y hambruna, historias olvidadas y lastimoso exilio. Encuentro telúrico, llama en la cerúlea faz, traje y ultraje en la tersa obsidiana, voz que es eco de otras voces, trazo leve que holla las tierras terribles y olvidadas. Testigo en 1950, exiliado en 1940, evidente en los tiempos quebrados, extenso en las calcinadas tierras e invicto en las sacras lides.

El Testigo, luz en la cifra exacta, travesía en la silente vía, huella de traviesa ave, se vuelve latido y sentencia en la telúrica hora. Mirada que es vestigio, voz que es viento, luz que es tiniebla leve y huella que es indeleble conjetura. Misterio que atraviesa las existencias, si el hito es el indicado. Miles de flamas alineadas en el lóbrego firmamento, invocando otro inicio o desvelo. Lejos, muy lejos, entre médanos y torcidas vertientes yacen extintos alwes, cuyos huesos claman otro 21:1. El Testigo atraviesa la inclemente soledad, los territorios baldíos, las vacías callejuelas, invocando la luz que titila, la voz entretejida, la tristeza inconsolable, la historia inconclusa. En el toque silente, a la luz del azogue, el otro, el evidente, el fractal cansino, se yergue levemente. Mitad alwe, tensa leyenda, evidente y trágico, el otro es Testigo y trazo ilegible.

El Extruido, evidente Testigo, entiende que otra alwe lo expresa, que otra alma lo invoca, que otra luz lo evidencia, que otra voz lo bendice. En las extensas tierras, en el múltiple caleidoscopio, es uno y otro. Misión lo limita, si la verdad lo traza.

Un testigo soy en los ayeres, en los ahoras, en los porvenires, en las Tierras que se olvidan o recuerdan.

El Testigo, excelso y evidente, la travesía concluye, si las tierras confluyen. Horizontes inversos, latitudes enlazadas, tiempos simultáneos, alwes extensas: luz en la cifra exacta, venidera historia que cuaja.

El Testigo, otrora incierto, vuelve en la hora queda, la que limita tiempos y tierras, travesías y naufragios, exilios y lides, traumas y olvidos. Enero expresa lo que designe el Testigo. En tierras baldías, en invisibles vertientes, en quebradas e insondables estribaciones, el Testigo anhela. Mas es uno y otros. En la Revelación 11:4-6 prevalen y ocultan.

La Muerte silente, tul que es tejido y cilicio, trazo y tinieblas, envuelve lentamente Lima e Iquique. Trama en la trama, que la humanidad entiende y olvida. Mas una visión que no es leyenda: «Lides en las otras tierras, corceles de fuego y amatista, ballestas y lanzas de luz quebrada, tropas de cinabrio, obsidiana y jade. Firmamento de inclemente ocre, tóxicos alientos, credos en el exilio, infinitas vías y vastos entramados. Muy lejos, en el envés silencioso, los elevados Ophanim, leves, contemplan.»

Muchos extravíos y traiciones el venidero ciclo indica. Continuad y continuad.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Medianoche p. XI

Arica– Chile                                                                                                                                                               01/12/24

Medianoche silente, vahos y trazos de camanchaca y salitre, quebranto en la hora estática, cinabrio y copal en las quebradas olvidadas, tinieblas en el infinito horizonte y voces que traman travesías y leyendas. En la profunda levedad, en la eterna existencia, en horizontes inversos, lejos de la tierra, existen vetustas e insondables alwes. Malla en la trama inquieta, en el tul profundo, en la filigrana titilante, en el impenetrable micelio. Mirada de lapislázuli, luz de ópalo y quimera, tul de ocres anhelos, traje de micelio y hojarasca, voz de vastas existencias e insondables lluvias. Mixtura de leyenda y verdad, evidente en la hora aviesa, que se explica sola y sin clave. Trazo leve que se vuelve tangible si la situación lo amerita. Explícita en la honda quebrada, en la ballenera lejana, en la avenida queda. En la cifra de un instante, a veces, extiende su luz y visita tierras muy lejanas. Mirada que es luz en las hondas tinieblas, tul que es vaho viviente y voz que es viento incierto. Misterio que holla la yerta y yerma Humberstone, los extensos tamarugales, las estancias abrasadas, las veredas inequívocas. Mirada honda, tejido y velo, que tranquiliza alwes extraviadas o exiliadas, que persiste en las vertientes inconclusas, en los sucios abrevaderos, en las oxidadas llaves y jofainas. Mas se vuelve olvido, si la terrible claridad acecha. Mitos y vahos persisten si la soledad invoca anhelos y encuentros.

– Busco un extenso lago subterráneo. Existe lejos, muy lejos, entre tamarugos y sal.

Madre, hija y prostituta, luz que la medianoche quiebra, trazo en la losa infinita, lema que custodia la avenida olvidada. Extensa en las tardes febriles, taciturna en los tiempos cansinos, extrema en la cifra de la incierta paga y leve en las travesías torcidas. Mujer que evoca tiempos y tierras lejanas. Medianoche que anhela la Virtud que se yergue en la piedra.

– Volveré…Tengo la certeza absoluta de que volveré.

Mirada extraviada, tiempo caduco, tejido extenso, luz en la tortuosa senda. Mujer silente, experta bionauta, vuelve a la oquedad que vibra. Muchos años alejada, vuelve a la Existencia que le salvó la vida.

– He vuelto, luz que quiebra la piedra. Me entrego a vos y a la Tierra.

Existencias entrelazadas que trazan y tejen venideros valores, evitando de esta manera que tiempos y tierras colapsen.

Sin más deciros, J 25 A.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Medianoche p. X

Arica– Chile                                                                                                                                                                17/11/24

Miedo en el esquivo envés, en la traza errática, en la luz de otro horizonte. Medianoche en la profunda calzada, en la solitaria salitrera, en el tenue barlovento, y lejos, muy lejos, la última ballenera fenece. Enfurecidas olas tejen y destejen travesías y leyendas, en la cifra de un tiempo ajeno, en la honda trama. Misterio en el tul trágico, en el oculto micelio, en las vetas y venas inciertas, en la extensa travesía. Leviatán en la vieja playa, Behemot en la torcida salitrera y Ziz en los elevados confines. Entre la luz y la oscuridad, existen y anhelan, atrapados en hojarasca y copal, los vestigios extremos. Mujer lejana, tinta y tizne cinabrio, envuelta en ocre tul, extensa en la hosca tarima, traza su voz que es letanía:

– ¡Minato Kurai! ¡Kurai Minato!

Mirada lejana, trazo en la obsidiana, voz invisible, luz en las esquivas y tortuosas tinieblas, evidente en la cifra de los tiempos, holla la huella olvidada, la tortuosa avenida, la tenue y salina tierra. Humberstone esquivo en el horizonte extremo, tal Comala incierta y olvidada, que anhela e invoca el eterno exilio. Medianoche terrible, vaho y soledad, tinieblas y silencio, en la estancia que existe en todas las tierras. Reflejo en la vertiente marchita, extiende una faz difusa. Mirada lejana en la lejanía inconclusa, evidente en los entresijos y honduras que la oculta Tierra trama. Reflejo en la invisible y acre hondura. Miedo en la tierra, tristeza en el quemado cinabrio, voces quedas en los hogares vacíos, y un reflejo que es Fatuo. Faz que se extravía en los versos del inquietante Pedro Páramo. Linaje envilecido, hueste oculta, icor de hiel, que extrae y esclaviza alwes extraviadas. Tul abrasado, velo de hondo ébano, levedad en el abanico de hueso, tela y nácar. Faz inquietante, que holla el horizonte quedo, anhelando alwes extraviadas y travesías inhóspitas. Fatuo que es Fatua, extrema wiccana y oculta asceta, que traza, teje o extravía corruptas verdades. Misteriosa en las veladas invernales y extensa en los tiempos febriles. Maldita que maldice las alwes extraviadas, envuelta en tizne, tinta y plumas.

Comala en el trazo de Humberstone.

Neblina, tristeza, tabaco y alcohol. Medianoche en la tortuosa ciudad, bullicio en la cantina lejana, caos en la calle atestada, hombres y mujeres en eterna evasión, y lejos, muy lejos, la ballenera anhela otro tiempo. En el valor de Gomorra, en la luz de Sodoma, bajo el alero incierto, la malsana tragedia se yergue. Mirada extraviada, venas y venas torcidas, luz en la absenta, quebranto en la vetusta iglesia y anhelos que el viento desgaja. Medianoche en la acre historia, en el calendario 2005, en la avenida atestada. Madre, hija y prostituta. Extraviada, hallada y lejana. Número en la soledad profunda, en el agravio extremo, en la ilegalidad legal. Mas en las horas quedas, en los vientos otoñales, en la voz de la vertiente oculta, excelsa luz evidencia. Flama que es flama, luz en la torcida higuera, vaho que inunda la vetusta iglesia. No habla, y todo lo explica. Excelsa en el horizonte extremo, atrapada en extrañas tierras, viviendo lejos de su linaje. A veces, algunas veces, cuando la luz la ahoga, invoca cantos de inefables ballenas. Mira a la lejanía, más allá de las hondas quebradas, la ballenera solitaria.

– ¡Dios! ¡Tanta matanza y agravio!

Iquique se visualiza lejos y a la vera. Historias inconclusas que existen bajo la luz de la absenta, en tiempos y avenidas extrañas. Mirad el ayer y lo venido llegará. Comala es Iquique; y en Iquique la Muerte transita.

Sin más deciros, J 25 A.

domingo, 6 de octubre de 2024

Mala’ikah p. III

Arica– Chile                                                                                                                                                               28/09/24

Extrema tierra, quietud en las horas quedas, viento que traza y quiebra, indolencia en la torcida senda, oquedades y telúricas visiones, vastas extensiones y otras existencias que, invisibles, anhelan. Kamchatka que vela y extravía, que extiende o limita, que quiebra o eleva, que trasciende u olvida. Momento en el horizonte alterno, trazos y estribaciones que el silencio vela, luz en el claroscuro ajeno, infinitos instantes en la llama intangible y, envuelta en anhelos y credos, la extraña lejos existe.

Mitad luz y exilio, trazo que la tierra limita, crisol extraño, que holla las lejanas y solitarias estepas, voz que el viento limita, ocre brizna atrapada en el ahora, vertida en la vereda que trasciende. Eternidad en la hosca travesía; no obstante, incorruptos los instantes subsisten. Externa y extrema, que traza valores y anhelos en el helado y convulso horizonte. Tul de medianoche, bramido lejano, inconclusa silueta. Crepitar lastimero que la Tierra utiliza, para ajustar tiempos y variables. Mirada de obsidiana, incorrupta, que vela y desvela antiguos misterios y abstrusas leyendas. Toda vez que la Tierra padece, ella, envuelta en harapos, surge, silente y evidente.

– La Tierra ha reclamado su vida. Es y no es la misma…

Yerma, y fecunda en anhelos y travesías, evidente en los vientos y en las plegarias. Extraña que refuerza ajados tejidos, que traza elevadas travesías, que alienta a los quebrados, que eleva las veredas olvidadas, que fulgura en todos los momentos y tiempos. Curtida en los extravíos y quebrantos, veta y vena ocre y shungita, tez que refleja todos los tiempos, tejido de fiordos y estepas milenarias, que traza los anhelos de la ignota Tierra.

– La travesía de los alces explica el éxodo evidente. Dejadlo todo, ya que la voz telúrica explica lo venidero.

Kamchatka vela la travesía de las elevadas almas (Keylas), que expresan o limitan los anhelos o designios de la Tierra. Son bio-axis que entretejen la vida y la muerte. Morte en Vita y Vita en Morte.

Mato Grosso, extravío en los extravíos, extensión de jade silencioso, veredas a trasmano, trazos y vahos que todo ocultan o velan, vetas y venas externas, oculto micelio que trasciende infinitas existencias y tiempos, almas que lejos confabulan o traman, viento ocre, infinitas tramas o telarañas que a veces cuajan; y lejos, muy lejos, se oye la voz de la Flor que No Murió. El aventurero, cifrado en la toga y la cruz, experto en el machete y el arcabuz, explora, atento y bravío, la vasta e ignota extensión. Muchas siluetas y voces que extravían y atemorizan, eternos lamentos y quebrantos, luz a contraluz, bruma en la incesante bóveda, alturas y hondonadas; y algo, algo prevalece lejos del tiempo.

El aventurero, viajero incansable, entiende que la vida se le escapa. Muchos viajes, infinitas victorias, varias traiciones e inconclusas veredas. Nadie lo anhela, ya que existe en la luz oculta, en la vibrante savia, en la insepulta soledad. No existe y existe en las historias y leyendas caducas, en las indómitas travesías, en la tinta y cuaja de un tonada solitaria. En la cifra de la clepsidra, en el ahora que es ahora, el aventurero viaja, libre y presto, en busca de la altiva muerte. La oculta Tierra lo anhela, ya que es leyenda viviente, elevado mito y luz a trasmano. Entiende la levedad de su linaje y los quebrantos que padece. Examina exhaustivamente su vida pasada. Convulsos pueblos, leyes y batallas, enfermedades y hambruna, lemas y consignas, bajo el cobijo de otro y extraño horizonte.

– Soy la sal de la Tierra y el cobijo de un alma eterna.

Morte en Vita y Vita en Morte en otro bio-axis lejano, en otra luz ocre y oculta.

Mirada que se vela en la vetusta estancia. Muchas alwes que anhelan e invocan en el copal o la hojarasca. Invisible y abstrusa hifa o extenso tejido, que soporta los embates del tempestuoso viento. Mas una luz existe en lo lejano, que explica lo venidero y alterno. Eben-Ezer que indica el eterno compromiso, lito-axis que todo explica y traza en el venidero tiempo. Es la Tierra anhelando a la Tierra. Morte en Vita y Vita en Morte.

Entended lo que Hebreos 3:13 vela u oculta. Esperad la luz de Cassiel, que es trazo en el extenso firmamento.

Sin más deciros, J 25 A.

domingo, 11 de agosto de 2024

Mala’ikah p. II

Arica– Chile                                                                                                                                                               28/07/24

Equinoccio convulso, tierras solitarias, callejones y avenidas en tinieblas, voces quedas, viento quebrado, taciturnas luminarias y alwes que anhelan otros tiempos. En la vertiente silente, en la luz quebrada, en la cifra oculta, la cofradía existe y se extiende. Milenio abstruso, vela y estela, endeble eslora en horizonte incierto, timón y sextante, vértice y vertiente, travesía en cal y copal, vetusta estancia que anhela otras existencias y tierras. Muralla inversa, eterna clepsidra, inexorable bajel que es estancia y oculta luz. Miedo y tristeza en la esquiva Tocopilla. Todo fenece o se olvida, excepto la estancia que el tiempo lacera. Evidente en las todas coexistencias, y oculta tras la luz que exhibe la biblioteca.

Estancia que es templo, templo que es inmutable variable, variable que se bifurca en infinitas bibliotecas. Estantes atestados e innumerables esquinas, tiempo atrapado en eterno copal, trama equidistante, profundo silencio, techo y esquivo dosel, voces quedas y siluetas difusas. Mirlos y milanos, luz en contraluz, levedad y tinieblas, en la extensa e imbricada biblioteca. Mentor y hosco joven se explican en las sendas que el tiempo deja, en las avenidas que el viento desgaja, en las múltiples existencias, trazando idas y venidas, tramas y tejidos, valores y evidencias.

En Tocopilla, en la silente oquedad, en elevadas tierras, en la quemada estela, existe un sitio externo y lejano, que el tiempo obvia y los vientos evitan. Es la estancia que se bifurca, la que explica eventos y tramas de esta u otras coexistencias. Mentor y sobrio joven se sitúan en otro tiempo, mas evidentes en el ahora lastimero. Mentor traduce los textos que la ocre mesa cubren. Lee, absorto, las historias que la tinta y el corvo estilan, evidentes y leves en el ciclo eterno.

– Existen otras tierras y otros tiempos, evidentes y ocultos, que los anhelos tallan o tergiversan, extienden o limitan, evaden o sutilizan.

El elevado Ophan, luz de la estancia que se bifurca, evade los ilusorios tiempos y explica la voz que existe lejos. Leve en la atestada y ocre mesa, mas tangible y evidente si el aleph lo anhela. Estático se yergue sobre un Kali- Mudra, trazando tramas y travesías excelsas.

– Mirad todos los tiempos y todas las tierras. La eternidad se explaya, si se conjugan los astrolabios. En el último hálito de la existencia, el inefable JAH existe.

Mirada inequívoca, travesía excelsa, tiempos aliados, vientos lejanos, y una estancia que existe en todos los tiempos. El Mentor y el sabio joven dejan la estancia de cal y viento, tras otra travesía y vida.

–El aleph se oculta en Tocopilla, ya que es otra Comala y venidero Esteco.

Leed El Aleph, y algo cuajará en vosotros. Huara anhela las alwes extraviadas, antes que el equinoccio sea manifiesto.

Sin más deciros, J 25 A.

sábado, 13 de julio de 2024

Mala’ikah p. I

Arica– Chile                                                                                                                                                               10/07/24

Flama evasiva, extensas y hondas tinieblas, luz en el cinabrio, obsidiana eterna en callejones y veredas, convulso exilio, trama y lema en eterno quebranto. Mirlos en equidistante templo, inquietas ascuas en tórrido viento, esquirlas y huesos en total caos, estática clepsidra, llantos y quejidos atrapados en un tiempo quebrado, vaivén de las horas quedas, ateridos en la extensión yerta, trazo en copal y amortajados anhelos. La Muerte se yergue, impávida, atrapando y lacerando alwes indomables y vacías consignas. Dresden asolada, extraviada y también saqueada. Mirada esquiva en la losa cansina, evidente en los ilegítimos apremios, turbada y convexa en la tierra asolada. Evidente en la evocación eterna, trazo en incorrupto lienzo, trágica historia y maltrecha leyenda. No se extravía, ya que existe en la voz de los exiliados.

Maltrecho, expuesto a la inclemente soledad, en franco desdén, el templo existe y subsiste. Cuajado ajenjo en oxidado cáliz, elevados anhelos en absenta, vitrales quebrados, luz torcida y evasivos mirlos. Muros y tabiques que excretan acre temor, bancos y lienzos en tinta y tizne, honda trama en la insondable oscuridad, venas y vetas que enloquecen o extravían, extrañas y vibrantes hifas en cuarto oculto y un libro que es exilio, travesía o algo más. Recelo en la tosca tierra, en las estatuas laceradas, en la cruda existencia, en las veredas y encrucijadas quedas.

Multitud que explora y evoca, traza y libera, evidencia y saquea. Extraña que es vieja luz, envuelta en túnica, velo y toca, cinabrio en la obsidiana y voz en las tinieblas. Mirada incógnita, lejana e inflexible. Nívea faz, trazo de jade y tenue rejalgar, velo y trenza en infinita trama, excelsa e inquieta, en la luz de los viejos tiempos.

– Hemos llegado. Hallaremos luego el viejo libro.

Metálico baúl, extraños trazos en el óxido viejo, falto de cerradura, custodia el vetusto libro. Muchos lo anhelan y otros, lo aborrecen. Es el sino de la verdad escondida.

– ¿Es el libro que buscamos, Maestra?

– Exacto, hijo. Es el Libro de los Mensajeros (Mala’ikah) Exiliados.

Estruendo y eterno eco, lluvia en cuarto oculto, tinieblas y extraños vahos, extenso libro y ocre hojas.

– Las tinieblas y el temor se avecinan. ¡Tomad el libro!

Copal y hojarasca en las confusas hojas, trazos y versos en tinta o hulla, tablas elípticas y abstrusos esquemas, que explican la exacta esencia de los Mensajeros. Ezequiel lo explica y también lo vela. Enlazados vitrales, convexo caleidoscopio, tramas y trazos vivientes, que evocan hondos anhelos o insondables temores. Mil voces en una sola y estática voz. Muchos en uno y Uno que es multitud.

Evade temores y elucubraciones, expresando un viejo Mandato: No intervenir en la limitada tierra.

– Mas las ocres hojas explican que a veces los Mensajeros se limitan, interviniendo en las tragedias y lides humanas.

Maltrecho templo, estático tiempo, voces e inquietos mirlos, tinieblas y quebranto en el vasto firmamento, interminable exilio, güestia silente, y un tosco libro que huye de Europa.

– Moran en la Tierra los Mensajeros Exiliados.

La Muerte, impasible, extiende su existencia, eleva vidas y trastorna tierras. Excelsa en los vientos, en la quebrada silenciosa, en los tóxicos vahos, en la súplica lastimera, en los trashumantes extraviados. Forja abstrusas Comalas, traza vastos Estecos y explica interminables travesías. La Luz anhela en la vertiente oculta, en el salino viento, en la yerma Huara y en las vetas y venas que os trazan.

 Sin más deciros, J 25 A.

miércoles, 3 de julio de 2024

Medianoche p. IX

Arica– Chile                                                                                                                                                               30/06/24

Elevadas tierras, levedad en la hosca estancia, viento y silencio, velos invisibles y alwes que anhelan otra vida y otro tiempo. Mundo en tinieblas, crisol de honda soledad, vertientes olvidadas y anhelos atrapados en ocre y copal. Existencia telúrica, micelio oculto, oquedad incierta y lejano exilio. Esteco en la infame leyenda, y triste Comala en la incierta tierra. Maldiciones torcidas, alwes atrapadas y una luz informe que jamás olvida. El Mestizo, el errante silente, luz sajada, evade las hondas tinieblas, los inconclusos lamentos, la malsana humedad, trazándose en la vera de otro tiempo.

– Todavía existe la Maldición.

Extensas tierras, impotente soledad, vetusta voz y luz a trasmano. Misterio en la torcida vereda, en la estancia lejana, en la quebrada oscura, en los ilusorios territorios, en la hojarasca quemada. Medita en la fogata intensa, en el horizonte inverso, en la extensa oscuridad, en el espino elevado. Explora la levedad cobriza, el viento quebrado, las voces limitadas, los portales quemados y la vieja iglesia. Mil faces refleja, luz en contraluz, evidente y expuesta, valor de otra tierra e inversa existencia. Mitad humana, trazo de leyenda, que se olvida en las inhóspitas y extensas tierras.

– Me invocan, y yo acudo.

Esteco que ataca y lastima, que expone u oculta, envuelto en tinieblas y voces quedas, hueste que se traza en las inexorables y quebradas tierras. Evidente en la evasión eterna, en las ininterrumpidas plegarias, en los malsanos aquelarres, en los exilios interminables.

Fulgor trémulo en solitaria vertiente, leve trazo que atraviesa veredas y avenidas caducas, trama que las fogatas urden, leyenda que tejen las viejas, trémulo eco en la vetusta iglesia. Milagro o blasfemia, evasión o exilio, luz o tinieblas, humedad o sequedad, leyenda o extraña verdad. Mixtura, etnia extrema; otro linaje, otro Jentil, mas lejano y alterno.

– Me suplican, y yo concedo.

Medianoche en el pueblo sombrío, trazo y tul atrapados en inclemente copal, estático lienzo, absenta y óleo, cuerda y quebranto, cadena y cilicio. Flama en la trama, en la evocación silente, en la luz del cinabrio, en la trémula hojarasca, en el abstruso vocablo, en el tul que cuaja a medianoche, en el lóbrego bosque, en la voz que quiebra las múltiples existencias. Extraña esculpida en tosca losa, luz quebrada que lejos titila, en el altar de la taciturna iglesia, atrapada en todos los tiempos, que subsiste en el filo de un juramento.

– Un juramento me atrapa y libera.

Medianoche en el pueblo olvidado, ocre estancia, tul o existencia atrapada en cinabrio y copal. Hombre o Mujer o algo más, abstruso arque(o)tipo que simula algo que no es. Millas y milenios oculta, incierta y soterrada, anhelando su liberación. Mestizo, exiliado en Esteco maltrecho, que anhela el término de un ciclo.

– Todavía existe la Maldición.

Existencia telúrica, clepsidra llena, tiempo y vientos que laceran, voz que destroza la soledad, tinieblas en el templo profano, vetas y venas en Huara, extensa trama que invoca a los exiliados, a los extraviados, a los torcidos. Id, e invocad las trazas o alwes enlazadas.

Sin más deciros, J 25 A.