Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

sábado, 2 de agosto de 2025

Medianoche p. XVII

Arica – Chile                                                                                                                                                              27/07/25

Medita el tiempo en otras existencias, la luz explica lo que la historia oculta, tierras en el olvido o desidia y un Testigo que transcribe lo venidero. Medianoche en la tierra de la Nada, huestes en eterna marcha, trazos en el hosco firmamento, vientos de cinabrio y obsidiana, y lejos, vigilando todo, elipsoides y helicoides anhelan. Mediatez en la honda placenta, en la telúrica acequia, en la torcida casona, en la invisible existencia, en la luz que todo vela. Muchos vuelven, otros caducan. En la extensa quietud, en inhóspita tierra, el alwe de Yggdrasil, inquieto y expectante, evoca e invoca otros tiempos y otras lides. Múltiples existencias convocadas y conjugadas para la travesía final. Mueren los últimos lamentos en la clepsidra, el viento quiebra los vitrales de la iglesia de Huara, vetas y venas traman historias y leyendas en la extrema y solemne quietud, ya que el Todo medita en el 21:1.

Medianoche en Huara, tiempos e historias enlazados, alwes entretejidas que invocan un lejano Testigo. En la luz quebrada, en otros tiempos, en tierras quedas, el Testigo explica otros eventos y traza otras historias. Monje evitando una invasión: vastas existencias transubstanciales. Inteligencias ininteligibles externas que evadieron las fronteras existenciales. Militar altivo en elevadas batallas evitando el caos de Nazismo. En otras tierras y existencias, todavía existe la luz torcida que deja la esvástica. Mujer que invoca a los otros, a los Elevados, y que extienden lazos inquebrantables. Un Testigo en la soledad y una voz que oculta el loto. El No Vidente, hijo de la inexistente luz, traza eventos en hojas copal o braille. Hetaira en la lóbrega avenida trazando elevadas travesías que solamente los bionautas entienden. La Muerte existe ya que es el equilibrio que solicita Yggdrasil. La impulsiva que es Suicida entiende lo que las Moiras tejen. Multiplicidad en los eventos. No obstante, una compleja y sola finalidad: evitar eventos aciagos y trazar otras verdades y avenidas, tejiendo un 21:1 leve y olvidable. Pronta la madeja, y el tiempo ha terminado.

En la lejana Huara, extraviado sextante, bajo el alero de vastos Elevados, la larga travesía termina. Contratos y viejas promesas concluyen. Hermandades y alianzas caducan. Todo termina bajo la luz del Testigo, bajo la estela que deja la quebrada cruz. Está escrito, y lo escrito se cumple.

No olvidad: «Almas entrelazadas, presiento vuestra verdad. Me inquieto mas no desespero. Regresarán en el justo momento para finalizar la travesía. Las invoco, las presiento. En el porvenir anhelo, en el 21:1 me defino y en la inmensidad me diluyo. Almas pretéritas, las invoco. Ayúdenme a olvidar o recordar, expandir o menguar, rescatar o exiliar. En muchos ayeres me extravío, en diversos Tiempos me sitúo, para preservar los instantes primigenios. 1905, 1925, 1945, 1965, 1985, 2005 me invocan y expresan. Un testigo soy en los ayeres, en los ahoras, en los porvenires, en las Tierras que se olvidan o recuerdan.»

Muere una travesía e Yggdrasil vuelve de las cenizas. Todo se conjuga y olvida.

Septiembre, 1925. La mujer aguarda lejos un momento y un anhelo. Espera silenciosa bajo una sombra tortuosa, respira lento el perfume de las retamas. Insiste en estar alerta. Insiste en repasar una y otra vez las charlas antiguas. Tiene absoluta certeza que la verdad, los elevados anhelos y la solidaridad su vida señalan.

 20:13 tangible en Génesis, Revelación y Jeremías. Tema y conjuro, luz en las tinieblas, vacío y silencio.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 7 de julio de 2025

Medianoche p. XVI

Arica – Chile                                                                                                                                                              22/06/25

Echos en el eco quedo, tierras en tinieblas, quebrado horizonte, voces olvidadas, trazos que son alwes y verdades que vuelven. En la costa quebrada, en un tiempo alterno, tras acre viento, todavía Gatico subsiste. Mortandad en la vasta extensión, en la aviesa avenida, en la inconstante quebrada, en el estrepitoso aluvión, en la tierra intermedia, en la hueste oculta. Mella en la vasta estancia, escaleras en hondo olvido, ventanales que observan tenazmente, vetas y venas de cinabrio y cal, trama que atrapa y aniquila, hiel en el laxo hálito, anhelos que el viento desgasta y tul que es trama y bruma salina.

Medita el tiempo en la hosca quebrada, en la atestada taberna, en la luz taciturna, en las tumbas olvidadas, en el quiebre de un momento. Muerte existe oculta, leve en la triste tonada, intangible en el credo y en la suplica, obvia en la avenida quebrada, inmaculada en la vetusta capilla. Muerte que anhela, invoca o explica. Evidente en los tiempos laxos, en las lluvias estivales, en la velada esclavitud, en la honda tempestad, en los territorios expropiados y en la acre vertiente.

Medianoche, trazo de cal, luz en sepia, levedad en la honda tierra, alwes y anhelos en eterno exilio, historias y leyendas en ocre letra, testamento y herejía en turbia tinta, estilete que hiere y hiel en la extraviada losa. Medita la luz quebrada en lo honda semilla, invoca el tiempo otras lides, traza el exilio innumerables vías y encrucijadas y el ignoto Iblís en la esquina de los eventos. Heredad en la casta tierra, extraviada en los olvidos, que esquiva las elevadas verdades y las hondas súplicas. Talmud en el esquivo almud, ingrata unidad, que la hifa alterna oculta. Medita el tiempo en las tierras que ya no existen, en los extintos linajes, en los tergiversados textos y en la luz que es Yggdrasil. Explica lo venidero, lo que las Moiras lentamente tejen, lo que la humeante obsidiana evoca.

Muerte traza eventos y verdades en todos los tiempos y tierras, evidente en la luz que fenece, en la tosca tierra, en la avenida silente, en la hosca Tocopilla, en la lid oculta, en la solitaria Pisagua, en la inversa llanura. Lota, trazo en esquisto, vetas y venas de carbón, telar multiétnico, insondables hifas, alwes que meditan, cinabrio en el estático tiempo, voces incesantes e inconclusas súplicas. 1954, tragedia e historia, y alwes que invocan o claman su liberación. Muerte que evade las consignas establecidas, las inciertas querellas, las elaboradas tretas y los ocultos intersticios.

Medita el tiempo en la vieja vitrola, la cual trama y teje elevados anhelos e incontables historias. Música en la hora queda, en la inconclusa tragedia, en el cinabrio que lento avanza, en la obra que la Muerte compone. Comala en el inverso de Pisagua. Mas no fenece lo que es eterno.

– ¡Elevaos! ¡Dejad el olvido! ¡Lazaros, elevaos! ¡Marchad a la lid que se traza!

– Muchas avenidas existen en esta avenida.

– Misterio que la vitrola intuye o extravía.”

1 Reyes 17:22 en las alwes que existen en copal, cinabrio, carbón y salitre. Medita la Muerte en la extensa tierra, en la honda existencia, en el lento tiempo, en la luz que el hoy quiebra. Medita el tiempo en el oculto Yggdrasil, en la tragedia de Iblís, en la vetusta iglesia, en la voz que la lid teje.

Meditad, y encontrad lo que este escrito vela.

Sin más deciros, J 25 A.

miércoles, 21 de mayo de 2025

Mala’ikah p. V

Arica – Chile                                                                                                                                                              18/05/25

Media luz, tinieblas y vahos, extenso litoral, tosco viento, ilimitado horizonte, historias que trascienden, torcidas veredas, hosco hálito, tristeza en el hondo salitre, trazo en la estancia queda, clepsidra en la hora quieta, inquietas flamas que el tedio invoca y encrucijadas en eterna congoja. Medita el tren en la honda quebrada, teje quimeras y leyendas la imbatible barca, traza lides y exilios la triste caleta, e inquietas alwes anhelan otra Comala. Misterio que teje la incomprendida Ifigenia. Historias enlazadas, aviesas intrigas, imbricados templos, hi(a)tos transversales, inexpugnables veredas, elevadas artes y ocultos valores. Efesios 4:8 que invoca o limita la cautiva y exangüe Tocopilla. Mejillones en la otra vera y una vitrola melancólica en Pisagua. El Norte oculta o vela infinitas aberturas o hi(a)tos, que intrincados valores transitan. Génesis 28:17 bajo el pétreo alero, entre lo que ha sido y lo que vendrá, en yuxtaposición perfecta. Murni charicha que concluye entre extintos bosques y olvidadas vertientes. Kali-Mudra en la inconclusa estancia, en las extensas tierras y en el inquieto aleph.

– Existen mundos en los entresijos del Tiempo, que tienen sus propias leyes y verdades.”

Múltiples ecos, trazos en hondo sepia e inconclusas frases. Mixtura extrema y evasiva: otros horizontes, otras tierras y otras historias. Maleficio en la otrora epopeya, luz de cinabrio, acres vientos y lágrimas de libélulas. Muchas historias en las tinieblas lejanas, en el tiempo extinto, en la otra esquina, en el olvidado texto. En aquellos tiempos, solo inquietos y vivientes ecos las extensas tierras hollaban. No esquivas alwes, mas bien Echos materiales. Mixtura evasiva, eterna etnia, los Primigenios ocultos, otro Yggdrasil y otra Hégira. Mundo entre muchos, coexistencia alterna, evidente y externa, que todavía existe entre los infinitos Tiempos. Muchos Echos hollan tierras intermedias, y otros Judas 1:6 explica.

– ¡Dejad las limitadas tierras y los tiempos caducos! Hallad el horizonte que queda tras la espesa niebla.

Echos que vuelven hoy a hollar las leves tierras. Múltiple faz, honda quietud, queda luz en el escueto horizonte, espejo o eco articulado y humeante, que teje y desteje venideras travesías. Echos que evaden edictos y lemas con elevada inteligencia, y que solo buscan proteger las tierras olvidadas.

– ¿Es el libro que buscamos, Maestra?

– Exacto, hijo. Es el Libro de los Mensajeros (Mala’ikah) Exiliados.

– Las tinieblas y el temor se avecinan. ¡Tomad el libro!

Misión en la hora oculta, en honda quebrada, en el hito trazado, en la tétrica avenida, bajo exangües farolas, lejos de Tocopilla y en ella. Mejillones y Pisagua atados a un tiempo alterno, a otra coexistencia, a otro mundo y a otra leyenda.

No todos vuelven a vosotros. Muchos hollarán el extravío. Yggdrasil evade la corrupta hiel y el tóxico cinabrio.

Sin más deciros, J 25 A.

viernes, 18 de abril de 2025

Mala’ikah p. IV

Arica – Chile                                                                                                                                                              12/04/25

Medianoche en la incierta tierra, inquieto viento, triste historia, voces quedas, trazos ocultos e invisibles hebras en lejano firmamento, inconcluso horizonte, torcidas e imponentes construcciones, hollín y brea en extensa avenida, exangües y quebradas farolas, luto en la honda tragedia e intemperie en los yermos anhelos. Mirada hosca en las aviesas tinieblas, húmeda luz en solitario cadalso, cinabrio en el flagelo que intimida, vitrales humeantes, templo maltrecho, óxido en la copa maldita, hiel en el vino y tóxico quebranto en la pila bautismal. Extensa extinción en la quieta tierra, telúrico evento, cruenta batalla, vil contagio, hi(a)tos a la luz de los eternos exiliados. Yggdrasil entre abrojos y esquirlas, existe y padece, tal testigo atónito, la maldición de los Inmortales. Mundo alterno, evidente y extenso, que existe y vela en Chile. En la clepsidra olvidada, en el sextante oxidado, en el calendario ajado, todavía prevale 1932.

21:1 en los anhelos de Lot, vetas y venas en la telúrica hifa, herencia de los Elimas exiliados, constancia de Tobías y consuelo en el alma de Job. Tesalonicenses 2:4, que limita la instancia externa, bajo el arbitrio de otros Elevados, que anhelan otras tierras y otros eventos. Eco que se extiende en todas las tierras y existencias, en todos los tiempos y anhelos, en todas las invocaciones y letanías.

Mas los hi(a)tos evidentes se explican, en los tiempos trazados, si se conjugan eficientemente los múltiples astrolabios. Entonces, solo entonces, las sendas se explayan y las tierras se alían. Medios o avenidas que hollan eternos viajeros, lúdicas formas, extraños tejidos, hondos anhelos e intensos valores. Murni charicha en la tétrica avenida: vuelve la luz que la Muerte evita.

Mirada honda, oscuro tul, infinitas e inquietas caretas, tez multiétnica, ocelos de brea y obsidiana, leve mueca, sibilante voz, extensa cabellera - hebras o hilos de copal y liana -; a veces, eterno y otras veces efímero; hombre y mujer y quizá, envuelto en anhelos y desafíos. Nómada incorregible, eterno viajero, que holla todas y algunas tierras. Medianoche, tinieblas en la calzada, otra existencia y otra tierra, lejana Tocopilla, hiel telúrica, inconclusa clepsidra, tiempo alterno y otro hito en 1932.

– He vuelto luego de incontable tiempo.

Mas otra tragedia existe, invisible, expectante, vigilante e intensa, que la clepsidra contiene u oculta. Millares de alwes en eterno exilio, llamaradas y trazos en el lejano horizonte, tóxico viento, tal vez un conflicto extendido o una batalla limitada. Mas el Nómada, vidente de otra existencia, eterno viajero, existente en todos los ahora, teje otros anhelos y evade aviesas intenciones. Explica lo venidero, lo que oculta la vetusta Tocopilla.

Mirada en la mirada, tul de lirio y hojarasca, vahído en la intensa luz, y una temblorosa joven que pregunta: «¿Quién sois?»

– Soy Hank, el Fugitivo.

Mientras lejos, lejos de Yggdrasil, lejos de las múltiples avenidas, el viento evoca “I've Been Everywhere”

Medianoche en la incierta tierra y en las exiliadas y olvidadas alwes.

Sin más deciros, J 25 A.

domingo, 16 de marzo de 2025

In Extremis p. X

Arica – Chile                                                                                                                                                             15/03/25

Exilio en la honda tierra, tensión en la tormenta lejana, tortura que no ceja, tinieblas y tristezas en la hosca extensión, tumbas y túmulos extraviados, quebrado horizonte, levedad en la avenida quieta, laxa luz en los húmedos ventanales, helada hora, extinto crisol, inquieta clepsidra; y un juglar de otro tiempo. Metódico y avieso en todas las coexistencias, tinte en la abstrusa leyenda, extenso si la luz fenece, trazo de imbricados atardeceres, haz que vela elevados anhelos, trama que atrapa o exalta, telúrico evento, eco en la silente hifa, vetas y venas trastocadas, hiel en la oculta oquedad, excéntricas siluetas en la oscura laja, huellas en la aviesa soledad, y alwes atrapadas en cinabrio o copal. En el equinoccio exacto, tras viento inclemente, lo extraño y evidente, lento, cuaja. Iblís que lejos existe, y que traza exilios en la tierra de los olvidos. Metal en el tratado convenido, cuajo en la ballesta silente, telaraña en la hifa que todo invoca, vetas y venas que estilan cinabrio y antimonio, llanto y quebranto en los olvidados suburbios, torcidas higueras y vetustos viñedos. En las tinieblas que no fenecen, bajo el arbitrio de otras leyes, en eterno exilio, la voz que es eco vengativo todavía prevalece. Miedo en la avenida esquiva, en la oculta oquedad, en la triste estación, en el yermo cauce, en las leyendas que extravían.

Copal en hojas quedas, hiel y libélulas, ibis en lenta evasión, invisibles huellas, extraño y extinto astrágalo, volutas de beleño y acacia, tinieblas en la quieta brea y en la tosca obsidiana, urdiembre que todo involucra o excusa. Hondura en la eterna trenza, en la laxa tarde, en la subterránea hifa, en las invisibles vetas y vertientes, en el sino de Mabon. Mixtura en la evasiva tierra, en la lozana quebrada, en el jade que cuaja, en el horizonte incierto. Nómada de extensos atardeceres, juglar de infinitos tiempos, luz en el otoñal velo, itinerante, inquieto buhonero, invasivo viento, húmeda y solitaria cigarra, y tonada que entristece. Mabon que todo concibe, traza o interpreta. En la luz de la oculta halada, en el torcido tronco, en la esquiva hiel, yace el perdón o la venganza.

Milicia y tregua, traición y venganza, hiel y cicuta en las extraviadas alwes. Exaltado corvo, trazos y levas de cinabrio y ajenjo, abrojos y estiletes en la tóxica tierra. En la cifra que traza la abstrusa clepsidra Génesis 4:11 se explaya; en las losas olvidadas la historia oculta subsiste; en la invisible vertiente caballos y soldados beben; en la luz que existe lejos, entre vetustos y torcidos follajes, la Muerte se yergue. Mutis lejano, telúrica trama, tortuosa leyenda, hiel y brea, y un hilo que lía vetustas o venideras alwes. Iblís en la flama de la oculta semilla, y el inquieto Mabon en el anverso. Yggdrasil oculto, Fenrir en el exilio, Mmir en tierra yerma, Nidhug extinto y todos los Elevados, en la luz que existe tras la vetusta y fósil semilla. Mas la luz se vuelve tinieblas y brea, si aviesos anhelos la invocan. ¿Iblís o Mabon en la tierra que a Yggdrasil anhela? En el instante eterno, en la encrucijada exacta, en la torcida avenida solo existe una sola trayectoria: Revelación 21:1 o Isaías 24:1-23.

En el antes, entre trazos y vías, cualificad el oculto cigoto. El tiempo elije Yggdrasil de cinabrio o jade. Yggdrasil que velará todos los horizontes, todas las tierras, todos los tiempos y todos los firmamentos. Estilo y tinta, ocre en sepia, ibis en lenta evasión, hiel en excelso óleo, horizonte interminable en todas las tierras, y evento excelso en la inconclusa travesía.

Murnicha charicha en la tétrica avenida, y una vitrola que exangüe existe en Pisagua. Esperad la luz quebrada y el viento que todo olvida. Existe la llamada y el exilio. Muerte en lo lejano y luz en la avenida de otro tiempo.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 24 de febrero de 2025

In Extremis p. IX

Arica – Chile                                                                                                                                                              23/02/25

Niebla en la extensa tierra, honda quebrada, inquieto tumulto, extravío y tristeza, quejido e inherente cinabrio, levedad en la mortaja, quedo vaivén, anhelos quebrados, torcido y avieso jifero. Entre elevadas quebradas, ocres valles, inciertos estratos, yace, exangüe e inerte, el oxidado Goliat. Hiel en la oculta estación, inconclusas estelas, invisible vertiente, inextinguible llanto, hiato en el hito, eterno éxtasis, tiempo quebrado, travesía alterna, alwes atrapadas en brea y copal, y volantes que explican las obras de la Unidad Popular. Nergal desatado, turbio basilisco, trazos de hojarasca y miel, brecha en la quebrada, vidas y anhelos en eterno exilio, telaraña o tejido que contiene o atrapa, y lejos, en atávica historia, Yggdrasil, lento, agoniza. Micelio que trasciende, vetas y venas en la tenue tarde, herido y maltrecho tren, e hifas que corroen alwes. En la clepsidra intacta, en el tiempo caduco, 1971 jamás se olvida. Tul y luto en la triste tierra, beleño y ajenjo en la tenue vertiente, cal y asbesto en el irascible viento.

– Muchos muertos en el accidente ferroviario.

– Perdí un hijo y una sobrina. Fatal tragedia que enlutó a muchos.

– Tengo la absoluta certeza de que mi hijo vive. Existe, y todas las noches me visita.

– Fantasmas que transitan, silenciosos, la inundada y tenebrosa estación.

Noble tul, cloroformo intenso, incorrupta lejía, intangible temor, voces quedas, tóxico moho, torcidas curetas y cinabrio en alcohol. No ventanas, oculta entrada, exigua higiene, libre intención, quejumbrosa camilla, escaleras torcidas e inestables peldaños, extravío y tristeza en la inexistente losa, trazos y heridas en la brutal extinción. Medea tosca, infecunda tierra, vetas y venas abiertas, queda melancolía y extensa tristeza. Mirada que es olvido y voz que es inconstante viento. Mentira que a Medea tuerce y a Ofelia invoca. Mil huellas que hollan la quieta e intangible tierra.

Muchacha que transita tierras inconclusas, caducos tiempos e invisibles avenidas. M. C. Escher en la honda tinta y en la tenue estela. Medea contrita que traza olvidos y elevados eventos.

Mira la vasta extensión, y exclama: «Medea ha muerto, solo existe Marina.»”

Marina en el tiempo exacto, luz que es flama, infinita y elevada, hija leal del incognoscible y excelso Ashur, que existe en la inquieta Paihuano. Madre de todos los olvidados, extraviados y extintos.

– Rescatad a los olvidados. Juntad a los extraviados. Resucitad a los Lázaros de antaño.

Marina cobija el endeble e impoluto cigoto. Existe en todas las tierras, en todos los tiempos y en todas las verdades. Llamadla, ya que es hondo anhelo y elevada travesía.

– … y si me quieres encontrar, búscame – cantan Sergio y Estíbaliz.

Ocultad la semilla bajo el torcido Yggdrasil, bajo la luz quebrada que exhibe el plenilunio de cinabrio. No es el fin de la travesía, ya que el tiempo teje otros eventos. Muchos Yggdrasil en la tosca tierra invocan la quieta semilla.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 17 de febrero de 2025

Werkén p. I

Iquique– Chile                                                                                                                                                            10/02/25

Lot en la aviesa estela, trazos en el laxo horizonte, tristeza queda, hondas aflicciones y extensos anhelos, hiel en la veta oculta, soledad en la ocre savia, voz en la múltiple avenida e historias que vuelven y vuelven. Lot en la cifra exacta, en el tiempo lastimero, en la horca torcida, en la oscura higuera. No explica lo inexplicable, lo que la llama oculta, la savia lacera y el tiempo ajusta. La Muerte es justa, hosca y austera. No explica lo evidente, lo que el alma entiende. En el hondo sigilo, en las inexorables tierras, en las avenidas torcidas, en los valles quebrados, la Muerte existe y se explica. Lot en extenso terreno, en honda meditación, en zafia hazaña, en tenso éxodo, en lejana explanada, contempla la llegada de los Heraldos de la Muerte.

Micelio en la huella silente, vetas y venas en la honda quietud, tristeza en la tosca tierra, luz húmeda en el eterno crisol, quebrada clepsidra, tinieblas en la existencia y vahos que trazan o traman exilios u omisiones. Heraldos que ajustan o explican los anhelos de la Muerte. Evidentes en los tóxicos vientos, en las tenues tierras, en las vacías huesas, en las hondas tinieblas, en las solitarias avenidas. Hiel y cal en la savia oculta, en la voz de los Heraldos, en el intangible verso, en la luz trémula, en el villano que a Job tuerce. Mitad tejido, extensa e imbricada telaraña, turbia e inquieta estela y vahos que traman informes figuras. Queda voz que tienta o extravía, que atrapa o extiende, que quiebra o pliega. Lot en la silueta de Job, y Job en el temible tirano.

Heraldos en las limitadas tierras, en las hondas quebradas, en las aviesas tinieblas, en las convulsas vertientes, en los tóxicos vientos. Flama en el equidistante templo, tablas y tablas, vetas y venas torcidas, endeble estructura, hiel en copal, óxido en la hondo llanto, estelas de hojarasca y cinabrio, y alwes atrapadas en un tiempo alterno. Belial en la hermética estancia, inconclusas travesías, corruptas historias y aviesas leyendas, luz exangüe que vitaliza la Huida de los Exiliados. Heraldos en la trama oculta, en la tinta telúrica, en la intensa llama, en la tenue existencia, en la voz queda, en la honda tristeza, en la medianoche justa.

Lot explica la trama de Tobías, y Tobías se explica en la tosca tierra.

¿Qué ves, hija mía?

– Veo una lid interminable y letras en llamas que explican: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el Señor de los ejércitos.»

Heraldos existen en la latitud que visitáis. Llamadlos. Lot cerca de Iquique y Job en la invisible vera. No hay tinieblas si la luz os lleva. No hay travesías si los anhelos flaquean. No existe un tiempo justo si el sextante se olvida.

– Somos los Heraldos de la Muerte, y que la Muerte se haga presente.

Sin más deciros, J 25 A.

lunes, 3 de febrero de 2025

Medianoche p. XV

Arica– Chile                                                                                                                                                               02/02/25

Exangües fanales, tinieblas y tules ajados, veredas invisibles, extrema soledad, viento torcido y una interminable y vacía avenida. Memoria en el tiempo de los exiliados, tenue luz en la tétrica estancia, hiel en la historia queda, ocres anhelos e instantes que rehúsan el avieso olvido. Medianoche en la lejana Pisagua, fragua que todo consume, extingue o quiebra. Comala en la cifra de Pisagua, y Pedro Paramo en el oculto vaho. Medianoche que oculta corruptas travesías y aviesos anhelos. Insensatas cofradías, wiccanas inexpertas, ilusas alianzas, corruptos monjes e insulsos militares; hollan y hurgan la telúrica tierra, las hondas fosas, las elevadas altitudes, las solitarias carreteras, las salitreras olvidadas, en busca de la extraviada sabiduría. Mas solo convocan visiones e hitos malditos, tretas y abstrusas metas, travesías malditas e idolatrías eternas. Figuras y trazos en inhóspita tierra, en ocultos vientos, en oxidadas vertientes, en imbricadas avenidas, en interminables leguas, que invocan lo que es vedado.

Medianoche, estelas indelebles, horizonte tenue, tizones en la altura, invisibles huellas y trazos que son vestiduras. Mafasca en los lindes terrenos, y otras evasiones en la luz quebrada. Faz inversa, limitados ocelos, caleidoscopio inmersivo, tinieblas y vahos en inquieto movimiento, se trazan y explican en la invisible avenida. Mirada queda, tumba solitaria, férrea telaraña, ateridas tablas, hiel en ocres huesos, exhausto crucifijo y cinabrio en hondo salitre. Muerte en copal, hiel que cuaja, vetas y venas abiertas, icor en el oculto micelio y tosca luz que vuelve. Hades lo niega, Perséfone lo alienta y los otros, que son extensos, lo anhelan.

– Muerto de cólera.

Enhiesto, voz queda, viento en el reflejo de otro tiempo, trágico y extremo, holla, titubeante, las oscuras y extensas tierras. Cal de huesos que vuelve a la existencia limitada, a la trayectoria inversa. Faz cerúlea de otro tiempo, que transita, impasible, la salina y triste avenida. Muerto en la otra historia, bajo cal y salitre, cinabrio y copal; quieto y macilento, leve en la aviesa levedad. Lázaro bajo la luz de Mafasca, que urde travesías y tragedias ajenas.

Palabra aviesa que Juan 11:43-44 refleja en la evidente efluvia.

Miseria, queda y atrevida, en el viejo teatro. Muchas butacas, ajadas cortinas, vaho y hollín, traición y tristeza, cólera y exilio, vetas y venas de acre cinabrio, tul de cal y absenta; y lejos, en oculto sitio, una vieja vitrola anhela otros tiempos e instantes. Medianoche, voces y aplausos en exacto equilibrio, alwes en tul, informes figuras, trazos y tinieblas en honda sepia, ajadas vestiduras, teatro abarrotado: la función ha iniciado.

– El cadalso existe en la decimoquinta butaca.

– Muchas avenidas existen en esta avenida.

– No fenece lo que es eterno.

– Faro que es invisible luz.

– Misterio que la vitrola intuye o extravía.

El Testigo existe en la otra Pisagua. Evidente, y oculto en otros tiempos. Metamorfosis, enclaustrada cigarra, travesía elevada y queda medianoche.

El exilio es evidente si la travesía obviáis. Nada vuelve, y el viento tuerce infinitos caminos.

Sin más deciros, J 25 A.

jueves, 23 de enero de 2025

In Extremis p. VIII

Arica– Chile                                                                                                                                                               21/01/25

Micelio en la fronda oculta, en la laja interminable, en la inquieta vertiente, en el viento cautivo, en las inexorables tierras. Momento en la cifra exacta, inhóspita travesía, canope lleno, leyendas e historias en la intangible tela, cinabrio y obsidiana en la tinta eterna, y alwes que vuelven u olvidan. Rivadavia en la extensa travesía, en la tosca ladera, en la quebrada vertiente, en los hondos anhelos. Historia en la infinita telaraña, en la torcida avenida, en la leve tierra, en la olvidada tumba, en las invisibles huellas, en las ajadas túnicas. p30 invertido, excelsa travesía, hondo atisbo y elevadas y ocultas Miradas. Rivadavia, laxa llama, tosca avenida, brecha telúrica, varios escritos, y otras e insondables existencias. Eco en la honda quebrada, en la solitaria avenida, en la oculta plegaria, en la luz que vela la inviolable semilla. Llano elevado, tintes ocre, vetas y venas en absoluta coherencia, tul de coral y lavanda, escueto tren y lánguidos atardeceres. Mas en la luz oculta, en la tumba indicada, en la trayectoria incierta, existe la silueta de Yggdrasil.

Evidente vidente en tierras inexploradas, en otras existencias, en sendas que van y viene, en tiempos caducos, en excelsas visiones. Madera torcida y putrefacta, hiel en la savia, vetas y venas en tormento eterno, follaje ocre y laxo, telarañas en el tejido esencial, tierra quemada e inexistentes vertientes. Fenece otro Yggdrasil en la vasta y tejida tierra. Mas existe todavía en la luz de la inviolable semilla. Milenios en la cifra histórica, un instante en el tiempo de los Elevados. Hiedra y beleño en laja adyacente, viento tóxico en tosco territorio, ocre hiel en abrevaderos y arroyos; y lejos, en tierras expropiadas, los hijos ilegítimos, el linaje humano, extraviados en el tiempo, invocan o idolatran corruptos, irascibles y temibles dioses. Medea en las alturas y Circe en los ceñidos valles. Mancha imborrable en la frente e ilegible maleficio en la espalda. Elqui en las aviesas travesías, Rivadavia en la oculta fragua y Paihuano en la estancia abandonada. Pueblos que drenan la savia del exangüe Yggdrasil.

Nidhug, temible estilete, imbricada telaraña, existe y subsiste bajo Yggdrasil. Mirada aviesa, extinta luz, extenso en los lamentos y leve en las excelsas travesías. Majestuoso en la forma, insolente en las conjeturas, textura terrosa, turbias venas y vetas, hiel y escudo, imbricado micelio. Nidhug, infinito horizonte, expuesto e inconcluso, esboza una leve mueca.

– Contemplad las venideras congojas.

Mundos fenecidos, tierras olvidadas, tribus extintas, vientos bravíos, telúricos eventos, luz quebrada y esqueletos en los vastos y húmedos territorios. Nada en la totalidad, ilimitados horizontes, convulsa existencia e invisibles Yggdrasil. Nidhug envuelto en llamas e insolente luz. Un simple atisbo de lo venidero, tejido que oculta Revelación 6.

– Enfrentadme, y obtendréis la luz de Yggdrasil.

– No es mi lucha, Nidhug. Mi tiempo concluye. Mas otros vendrán a enfrentaros.

Evidente vidente, ciega luz, trazo endeble, vuelve a Cabildo de 1965.”

Medea, llama exiliada, excelsa en los elevados anhelos, huérfana solitaria, hurga la ocre e inhóspita tierra.

– Nidhug ha trascendido. Elevad la luz de la incorrupta simiente.

Medea en las tinieblas, y Marina en las venideras tierras.

Rivadavia, Paihuano y Tres Cruces se explican en febrero. Mas otras tierras y aventuras, lejanas se trazan. Marzo se limita en TAI (Tacna–Arica–Iquique), y algo más.

Sin más deciros, J 25 A.

miércoles, 15 de enero de 2025

In Extremis p. VII

Arica– Chile                                                                                                                                                               13/01/25

Medio tiempo, leve oleaje, vientos quedos, trazos y vahos lejanos, voces y alaridos, tizones y extensas llanuras. Mirada aviesa, extrema atención, horizontal esquiva, tosca figura, terso pelaje y afiladas garfas. Mundo intermedio, lejano en el tiempo, en infinitos estratos olvidado, bosquejo de las venideras e inexorables tierras. En extensas llanuras, en inexplorados fiordos, en hondas quebradas, en tórridos vientos, existen y subsisten los otros, que son valores extensos y olvidados. Mirada fija, eco deslavado, trazos de cinabrio, tul en la obsidiana, velos en las tinieblas, instante quedo e infinito sigilo. Huida en la extensa y húmeda llanura, lejos del acecho inminente. Mas lo evidente se explaya si la travesía lo exige. Los Nïlah, eternos viajeros, excelsos exploradores, la briosa estampida acechan. Muestra en crisol oxidado, tenue trazo en copal, vetas y venas ocultas, cinabrio en la cifra y luz en contraluz.

El Nïlah, envuelto Extruido, quizá excelso cnidario, es trazo ilegible en tosca llanura. Extenso en los anhelos, evidente en las verdades y entinto en las leves historias. Evade los vientos traicioneros, el turbio oleaje, los vahos malsanos y las torcidas y elevadas cumbres. Forma que otro articula y expresa. Existencia que teje y desteje travesías y leyendas. Ethico que es un Nïlah y un Nïlah que es un Ethico. En el eterno e infinito vacío, en tierras y tiempos extintos, bajo la luz eterna de Dyson, los Ethicos evalúan y trazan venideras tierras y alwes. Nïlah que examina extintas existencias o inconclusos valores, explicando la trama que los Ethicos planean.

Dyson examina, evalúa, elimina o conserva el valor enviado. Una simple hebra en la venidera Malla genética. Extintos ya no extintos. Múltiples alwes que existen en otro 21:1.

Noche en la inquieta medianoche, laxas farolas, infinitas veredas, tinieblas y vahos, ecos lejanos, informes siluetas y una historia que en soledad cuaja. Música en la vieja vitrola, RKO en la insistente llamada, cóncavo en la convexa tristeza, venas y venas en las insondables cloacas, y una estela que la verdad deja. Faz en los oxidados vitrales, en las turbias vertientes, en las húmedas hojas, en la clepsidra que otro tiempo anhela, en la tumba que existe en el acre llano, en las vagas tinieblas. Noche que todo traza u olvida.

– Finalizad las inconclusas tareas. Id tras las huellas del esquivo e inquieto viento. Mas un consejo: «Nunca volteéis…» El viento toma otro curso si las lealtades flaquean.

Noche en la esquiva tarde, otras veredas, otras tierras e infinitos instantes. Morral lleno de ilusiones, tristezas y extravío. Muchos y uno en la travesía inconclusa, en el limitado exilio, en la telúrica tierra, en la confluencia de los tiempos.

Cobijad el vástago de Yggdrasil, el eterno cigoto, externo al vulgo ciego. Proseguid la travesía incompleta, y hallad la huella extraviada. Entre tierras, tiempos y sendas, ocultad la vasta existencia. Hallad la verdad que se oculta entre la vida y la muerte, entre la luz y las tinieblas, entre lo que es y no es. Meditad bajo el cobijo de Lahual que es también Yggdrasil.

… y si me quieres encontrar, búscame – cantan Sergio y Estíbaliz.”

Buscad la luz que febrero limita. Muchas travesías bajo una solo lema: «Evado la malsano, ya que otros me alientan.»

Continuad la eterna travesía, y no olvidéis Revelación 2:5.

Sin más deciros, J 25 A.