Arica– Chile 02/02/25
“Exangües fanales, tinieblas y tules ajados, veredas invisibles, extrema soledad, viento torcido y una interminable y vacía avenida. Memoria en el tiempo de los exiliados, tenue luz en la tétrica estancia, hiel en la historia queda, ocres anhelos e instantes que rehúsan el avieso olvido. Medianoche en la lejana Pisagua, fragua que todo consume, extingue o quiebra. Comala en la cifra de Pisagua, y Pedro Paramo en el oculto vaho. Medianoche que oculta corruptas travesías y aviesos anhelos. Insensatas cofradías, wiccanas inexpertas, ilusas alianzas, corruptos monjes e insulsos militares; hollan y hurgan la telúrica tierra, las hondas fosas, las elevadas altitudes, las solitarias carreteras, las salitreras olvidadas, en busca de la extraviada sabiduría. Mas solo convocan visiones e hitos malditos, tretas y abstrusas metas, travesías malditas e idolatrías eternas. Figuras y trazos en inhóspita tierra, en ocultos vientos, en oxidadas vertientes, en imbricadas avenidas, en interminables leguas, que invocan lo que es vedado.
Medianoche, estelas indelebles, horizonte tenue, tizones en la altura, invisibles huellas y trazos que son vestiduras. Mafasca en los lindes terrenos, y otras evasiones en la luz quebrada. Faz inversa, limitados ocelos, caleidoscopio inmersivo, tinieblas y vahos en inquieto movimiento, se trazan y explican en la invisible avenida. Mirada queda, tumba solitaria, férrea telaraña, ateridas tablas, hiel en ocres huesos, exhausto crucifijo y cinabrio en hondo salitre. Muerte en copal, hiel que cuaja, vetas y venas abiertas, icor en el oculto micelio y tosca luz que vuelve. Hades lo niega, Perséfone lo alienta y los otros, que son extensos, lo anhelan.
– Muerto de cólera.
Enhiesto, voz queda, viento en el reflejo de otro tiempo, trágico y extremo, holla, titubeante, las oscuras y extensas tierras. Cal de huesos que vuelve a la existencia limitada, a la trayectoria inversa. Faz cerúlea de otro tiempo, que transita, impasible, la salina y triste avenida. Muerto en la otra historia, bajo cal y salitre, cinabrio y copal; quieto y macilento, leve en la aviesa levedad. Lázaro bajo la luz de Mafasca, que urde travesías y tragedias ajenas.”
Palabra aviesa que Juan 11:43-44 refleja en la evidente efluvia.
“Miseria, queda y atrevida, en el viejo teatro. Muchas butacas, ajadas cortinas, vaho y hollín, traición y tristeza, cólera y exilio, venas y venas de acre cinabrio, tul de cal y absenta; y lejos, en oculto sitio, una vieja vitrola anhela otros tiempos e instantes. Medianoche, voces y aplausos en exacto equilibrio, alwes en tul, informes figuras, trazos y tinieblas en honda sepia, ajadas vestiduras, teatro abarrotado: la función ha iniciado.
– El cadalso existe en la decimoquinta butaca.
– Muchas avenidas existen en esta avenida.
– No fenece lo que es eterno.
– Faro que es invisible luz.
– Misterio que la vitrola intuye o extravía.”
El Testigo existe en la otra Pisagua. Evidente, y oculto en otros tiempos. Metamorfosis, enclaustrada cigarra, travesía elevada y queda medianoche.
El exilio es evidente si la travesía obviáis. Nada vuelve, y el viento tuerce infinitos caminos.
Sin más deciros, J 25 A.
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