Arica– Chile 28/07/24
“Equinoccio convulso, tierras solitarias, callejones y avenidas en tinieblas, voces quedas, viento quebrado, taciturnas luminarias y alwes que anhelan otros tiempos. En la vertiente silente, en la luz quebrada, en la cifra oculta, la cofradía existe y se extiende. Milenio abstruso, vela y estela, endeble eslora en horizonte incierto, timón y sextante, vértice y vertiente, travesía en cal y copal, vetusta estancia que anhela otras existencias y tierras. Muralla inversa, eterna clepsidra, inexorable bajel que es estancia y oculta luz. Miedo y tristeza en la esquiva Tocopilla. Todo fenece o se olvida, excepto la estancia que el tiempo lacera. Evidente en las todas coexistencias, y oculta tras la luz que exhibe la biblioteca.
Estancia que es templo, templo que es inmutable variable, variable que se bifurca en infinitas bibliotecas. Estantes atestados e innumerables esquinas, tiempo atrapado en eterno copal, trama equidistante, profundo silencio, techo y esquivo dosel, voces quedas y siluetas difusas. Mirlos y milanos, luz en contraluz, levedad y tinieblas, en la extensa e imbricada biblioteca. Mentor y hosco joven se explican en las sendas que el tiempo deja, en las avenidas que el viento desgaja, en las múltiples existencias, trazando idas y venidas, tramas y tejidos, valores y evidencias.
En Tocopilla, en la silente oquedad, en elevadas tierras, en la quemada estela, existe un sitio externo y lejano, que el tiempo obvia y los vientos evitan. Es la estancia que se bifurca, la que explica eventos y tramas de esta u otras coexistencias. Mentor y sobrio joven se sitúan en otro tiempo, mas evidentes en el ahora lastimero. Mentor traduce los textos que la ocre mesa cubren. Lee, absorto, las historias que la tinta y el corvo estilan, evidentes y leves en el ciclo eterno.
– Existen otras tierras y otros tiempos, evidentes y ocultos, que los anhelos tallan o tergiversan, extienden o limitan, evaden o sutilizan.
El elevado Ophan, luz de la estancia que se bifurca, evade los ilusorios tiempos y explica la voz que existe lejos. Leve en la atestada y ocre mesa, mas tangible y evidente si el aleph lo anhela. Estático se yergue sobre un Kali- Mudra, trazando tramas y travesías excelsas.
– Mirad todos los tiempos y todas las tierras. La eternidad se explaya, si se conjugan los astrolabios. En el último hálito de la existencia, el inefable JAH existe.
Mirada inequívoca, travesía excelsa, tiempos aliados, vientos lejanos, y una estancia que existe en todos los tiempos. El Mentor y el sabio joven dejan la estancia de cal y viento, tras otra travesía y vida.
–El aleph se oculta en Tocopilla, ya que es otra Comala y venidero Esteco.”
Leed El Aleph, y algo cuajará en vosotros. Huara anhela las alwes extraviadas, antes que el equinoccio sea manifiesto.
Sin más deciros, J 25 A.
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