Arica– Chile 27/01/24
“Belchite, trazo de fina luz, ocre y cinabrio en las calles olvidadas, yugo y estela, que, en solitarias y hondas noches, extravía o eleva. Minuto en la cifra de la historia, que desgaja anhelos y almas. Misión quebrada, lid extensa, bardo exiliado, innoble fusil e infeliz pólvora, temas y lemas, Franco impasible, clepsidra agónica, alwes atrapadas en un tiempo inverso, tristeza en los extraños vericuetos y una lítica iglesia que tuerce anhelos.
– Este es el sitio indicado. Iker estaba en lo cierto: es lúgubre y asfixiante. Existencias atrapadas en un tiempo alterno, que todavía luchan o se lamentan.
– ¡Excelente! Hay tiempo todavía. Ningún Fatuo ha llegado. La Luz traza la luz, y las tinieblas disipan lo malsano.
Equidistantes esquinas, extensa y maltrecha bóveda, tramas y leyendas en la ocre tiniebla. Nada existe y existe en la vera de otro tiempo. Múltiples hazañas, caleidoscopio inquieto, que se explayan en la inexistente bóveda. Lides en las otras tierras, corceles de fuego y amatista, ballestas y lanzas de luz quebrada, tropas de cinabrio, obsidiana y jade. Firmamento de inclemente ocre, tóxicos alientos, credos en el exilio, infinitas vías y vastos entramados. Muy lejos, en el envés silencioso, los elevados Ophanim, leves, contemplan.
Memorias de otra tierra también se explayan. Nefilim en los altos vientos, en las vertientes temblorosas, en los hondas oquedades. Mirada absoluta, extrema altura, voz que estremece, tez de obsidiana o feldespato, malsanos o benevolentes. Misterio telúrico, éxodo evidente, inquietud en la soledad extrema y soterradas leyendas.
– Muchas lides y contiendas, y todavía el caos existe.
Escarcha en la luz tenue. Nudo y tejido en la incipiente tierra. Muchos elevados, etnia extraña, vetas y venas de acre hiel, voz de viento glacial, constante latido de la húmeda existencia. Extintos y elevados que todavía existen en los tiempos del copal. Lapislázuli en el torvo y olvidado Jötunheim, en la tierra que medita.
– ¿Qué ves, hija mía?
Caleidoscopio inquieto. Explanada y enteca silueta, tinieblas y claroscuros intermitentes, oxidada cancela, inclinada farola, viento húmedo, credos y voces quedas, entre la vida y la muerte, un avieso Fatuo invoca a los otros. Refriegas en todas las existencias y firmamentos, en todos los tiempos y eventos, en todas las vías y encrucijadas. Fatuo en la cifra malsana de Efesios 6:12, que traduce e induce.
– Veo una lid interminable y letras en llamas que explican: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el Señor de los ejércitos.»
Esquivos e invisibles fotogramas el copal cristaliza, credos y voces la vitrola ahoga, voluntades y verdades la escueta luz difumina: la visión termina. Maltrecho y ahogado chapitel, evidente e inexistente luego de confusa lid. Franco y la historia inconclusa. Medida y temor en la aparente oscuridad. Belchite, inverso y alterno en 1992, en el cinabrio que no cuaja.
– Explica la visión, querida hija.
– Explica que lo único que salva es la luz que cobija el alma. No hay credo que proteja ni espada que defienda. En las otras tierras solo existe la eterna luz que salva.”
“El Monje, eterno trashumante, cobijo incierto, calzado ajado, capucha y traje deshilados, vieja y húmeda mochila, atraviesa el inconmensurable llano. Mas, en las otras tierras, en las invisibles aristas, evidente Vitrubio traza. Es excelso Fénix, inquieta Adhara, evidente Simurg y eterna alwe.
– Eterna luz soy y evidencio.”
Cobijad el vástago de Yggdrasil, el eterno cigoto, externo al vulgo ciego. Proseguid la travesía incompleta, y hallad la huella extraviada. Entre tierras, tiempos y sendas, ocultad la vasta existencia. Hallad la verdad que se oculta entre la vida y la muerte, entre la luz y las tinieblas, entre lo que es y no es. Meditad bajo el cobijo de Lahual que es también Yggdrasil.
– … y si me quieres encontrar, búscame – cantan Sergio y Estíbaliz.
Sin más deciros, J 25 A.
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