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viernes, 22 de noviembre de 2019

Invertere p. IV

Arica – Chile                                                                                                                                                               21/11/19

La soledad extingue elevados anhelos, senderos convergen si un propósito es evidente, la verdad se traza en lánguidos y extensos atardeceres si es menester.

La mujer deja atrás Tiempos gastados, verdades torcidas, anhelos desgarrados y Tierras asoladas.

Evoca otros Tiempos y anhelos. Lenta, sin pausa, surca las aguas del ayer, las tierras sin desvelos. Un firmamento oscuro y rojizo se extiende por todas las desoladas Tierras. Una verdad, un anhelo y voces olvidadas, una y otra vez evoca.

Extensa tristeza la embarga, infinita soledad la envuelve, extintos momentos la laceran y el filo del Tiempo le recuerda que su clan ya no existe.

La levedad se retrae, viento ocre arrecia y a lo lejos solitarias avenidas y maltrechos edificios desfallecen. Vestigios de una humanidad que ya no existe. Todo se ha extraviado y olvidado.

En tiempos aciagos algunos sobrevivientes recuerdan las predicciones de los Profetas.

– Dejad que los jóvenes erijan otra humanidad. Dejad que se exprese sin dilación el Linaje 12 + 1. Dejad que hereden la Tierra y que otro Tiempo manifiesten.

– Es vuestro el olvido, la levedad de los momentos gastados, la venganza del exilio y el final de los versos torcidos. Os extinguís y no hay más. Dejad que vuestra progenie herede esta maltrecha tierra. Dejadles que extiendan otros senderos, anhelos y momentos.

– La verdad se devela solamente a los que tienen como símbolo interno la Faz de Servidores del venidero Milenio. Haceos a un lado, y dejad que se extiendan por todas Tierras.

Profetas que todavía esperan que el leve hombre recapacite e invoque a los Jóvenes del Venidero Tiempo.

La solitaria y maltrecha mujer, silenciosa, recorre un territorio reseco y sin vida, mísero y rojizo, lleno de huesos y esquirlas. Espera, lejana, inmersa en el ayer, a los que vendrán.

Inquietante silencio, levedad que se desgarra, ocres vientos, voces que no son voces y fulgores que no son fulgores.

Fulgores de nácar, rojizos alientos, verdades que se presienten, vectores que confluyen y otra historia que se escribe.

– Henos aquí, mujer. Hemos vuelto a esta silente levedad. De nuevo surcamos esta maltrecha y rojiza existencia. Es el último sendero. Escuchadnos. Seguidnos. Contemplad la verdadera Tierra, la que existe más allá de esta levedad inversa.

Benjamin Driscoll se vuelve extenso, y la vastedad rojiza lentamente se extingue.

El olvido no es exilio. Los Tiempos convergen, las Tierras se explayan y todavía se mantiene lo dicho por los J 25.

Seguid en el sendero. Hoy más que antes se necesita  a los gestores del 21:1 y algo más.

Sin más deciros, J 25 A.

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