La
soledad extingue elevados anhelos, senderos convergen si un propósito es
evidente, la verdad se traza en lánguidos y extensos atardeceres si es
menester.
“La mujer deja atrás Tiempos gastados,
verdades torcidas, anhelos desgarrados y Tierras asoladas.
Evoca otros Tiempos y anhelos. Lenta,
sin pausa, surca las aguas del ayer, las tierras sin desvelos. Un firmamento oscuro
y rojizo se extiende por todas las desoladas Tierras. Una verdad, un anhelo y
voces olvidadas, una y otra vez evoca.
Extensa tristeza la embarga, infinita
soledad la envuelve, extintos momentos la laceran y el filo del Tiempo le
recuerda que su clan ya no existe.
La levedad se retrae, viento ocre
arrecia y a lo lejos solitarias avenidas y maltrechos edificios desfallecen. Vestigios
de una humanidad que ya no existe. Todo se ha extraviado y olvidado.
En tiempos aciagos algunos
sobrevivientes recuerdan las predicciones de los Profetas.
– Dejad que los jóvenes erijan otra
humanidad. Dejad que se exprese sin dilación el Linaje 12 + 1. Dejad que
hereden la Tierra y que otro Tiempo manifiesten.
– Es vuestro el olvido, la levedad
de los momentos gastados, la venganza del exilio y el final de los versos
torcidos. Os extinguís y no hay más. Dejad que vuestra progenie herede esta
maltrecha tierra. Dejadles que extiendan otros senderos, anhelos y momentos.
– La verdad se devela solamente a los
que tienen como símbolo interno la Faz de Servidores del venidero Milenio.
Haceos a un lado, y dejad que se extiendan por todas Tierras.
Profetas que todavía esperan que el
leve hombre recapacite e invoque a los Jóvenes del Venidero Tiempo.
La solitaria y maltrecha mujer,
silenciosa, recorre un territorio reseco y sin vida, mísero y rojizo, lleno de
huesos y esquirlas. Espera, lejana, inmersa en el ayer, a los que vendrán.
Inquietante silencio, levedad que se
desgarra, ocres vientos, voces que no son voces y fulgores que no son fulgores.
Fulgores de nácar, rojizos alientos,
verdades que se presienten, vectores que confluyen y otra historia que se
escribe.
– Henos aquí, mujer. Hemos vuelto a
esta silente levedad. De nuevo surcamos esta maltrecha y rojiza existencia. Es
el último sendero. Escuchadnos. Seguidnos. Contemplad la verdadera Tierra, la
que existe más allá de esta levedad inversa.
Benjamin Driscoll se vuelve extenso,
y la vastedad rojiza lentamente se extingue.”
El
olvido no es exilio. Los Tiempos convergen, las Tierras se explayan y todavía
se mantiene lo dicho por los J 25.
Seguid en el sendero. Hoy más que antes se necesita a
los gestores del 21:1 y algo más.
Sin más deciros, J 25 A.
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