Arica – Chile 31/07/11
“Oscuro silencio, levedad de los segundos, y lejos aquello que se difumina en lentitud.
Un vaso vacío, hojas y escritos por doquier, vahos de alegría y tristeza envuelven aquella estancia.
Se acuerda de todos aquellos que cruzaron a las otras tierras, se acuerda de todos aquellos que surcaron las otras coexistencias.
Toma el bolígrafo, elige un hoja del montón, respira lento, pausado, como si quisiera detener el tiempo, e invoca a aquellos que tanto anhela.
Vibra la estancia, viento leve desordena su alma, y un extraño silencio le trae la voz de otras tierras. Relaja la mano. Abre los ojos, y contempla más allá de lo evidente.
Y más allá de aquel vaso vacío, fulgores se asoman y ocultan. Y más allá de aquellas hojas y escritos, un extenso desierto se extiende. Y más allá de su alma, ignotos y arcanos mares desfallecen.
Suelta el bolígrafo, y la gris y ocre arena lo extravía. Suspira, y lento cruza aquella estancia que la separa de lo que tanto anhela.
Atrás queda la estancia, y todo aquello que la limita y olvida, y es otra y algo más.
A lo lejos aguas y tierras demarcan un extenso territorio sin límites ni fronteras. A lo lejos se trazan leyendas y almas se olvidan.
Mientras surca la senda, a su alma regresan recuerdos que creía extraviados.
Y su triste niñez vuelve. Y recuerda el primer contacto con los Señores Antiguos, y la mofa de su clase cuando aquel evento les narró.
Y su desolada adultez regresa Y recuerda su primer fracaso matrimonial, y las duras palabras de su marido: «Los amas más a ellos que a mí.»
Y su vida actual regresa. Y recuerda a su única hija que la insta a visitar al psiquiatra, para que olvide aquellos Señores y sus letanías, las cuales se extravían en senderos de escritos gastados.
Y se pregunta por qué, por qué ella y no otra persona, por qué el silencio de algunos y la indiferencia de otros.
Tiene la certeza de que aquellos Señores existen, aunque sólo susurros y reflejos su alma devele.
Sin embargo, tiene la convicción que en aquel lugar todo se aclarará. Allá todo concluirá y comenzará.
Y lo lejano se vuelve próximo, y lo que anhela se expresa.
Y aquellos Señores se extienden, y su voz es extenso vendaval. Son como los imaginó, y algo más.
Llora y se alegra, y a los lejos aquellos Señores se extienden y retraen. Y adquieren otros matices, otras voces y otras formas. Y son extensos y luego leves. Y son muchos y luego ninguno.
– ¿Por qué me eligieron? – pregunta con una voz que no es su voz.
Y miles de voces responden su pregunta: «No es una elección. Es un destino y una misión.»
Se arrodilla. Besa la arena, y agradece aquella revelación. Y miles de trazos y sombras le devuelven la venia, y escucha que aquello no es necesario.
Volver le insta el viento. Volver le ruegan aquellos Señores. Y vuelve tras sus huellas. Y lejos muebles, paredes y escritos se tornan verdaderos.
Ya tiene la certeza, aunque lo presentía. Su vida es la expresión de una misión. Y tristezas, soledades y temores se olvidarán, para dar paso a una vida más verdadera y extensa.”
Toquepala ya os anhela en la lejanía, y pronto diremos más.
Y más allá de Finis Terrae un axis susurra. Anheladlo antes que lo olvidéis o antes que os olvide. Aquel axis os revelará lo que habéis sido antes de este tiempo.
Sin más deciros, J 25 A.
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