“Larga
avenida, vendaval de hojarasca, lejanos lamentos y una verdad que se desgaja en
extensas letanías.
La
levedad gime, los anhelos se extienden y el tiempo se cifra finito en los atardeceres
difusos de 1976.
Vuelve
a un Tiempo que se explica extraño, rehuyendo los valles de extensa desolación.
Una vetusta casona resguarda anhelos y sueños extraviados, esperando a los que
partieron muy lejos.
Pasillos
inversos y habitaciones extremas. Una soledad que se presiente y extiende. Una maltrecha
mesa cubierta de polvo y tristeza, que la penumbra envuelve.
Una
mujer que es sombra, una sombra que es mujer. Levedad que se quiebra, si los
anhelos desfallecen. Fulgor de hojarasca que se invierte, si es sagrado menester.
La
mujer espera y no desespera en un Tiempo determinado. 1976 transcurre lento mas
sin pausa. Un evento trastocó la levedad y los Tiempos espaciados. Terrible
evento que todavía perdura en la extensión sinuosa de los momentos gastados.
La
mujer anhela el regreso de los otros. Es extensa la misión, y los tiempos
menguan. La hojarasca se vuelve tinieblas y las voces, eventos silentes.
– Regresad
al aquí-ahora. Los presiento y siento. En atardeceres difusos, en noches interminables,
me vuelvo eterno anhelo de los que duermen.
La vetusta casona existe y no existe. En las avenidas interminables,
en los vericuetos sombríos, en las sendas hacia ningún sitio, su verdad se
devela. Es menester lo incógnito, para resguardar lo recóndito.
Cuadro
al oleo que refleja signo y exilio. Conclave de almas extensas, fulgurantes,
prestas al servicio, esperando otro 1976.
La
mujer extiende un mapa lejano, extenso y sombrío, que explica Tierras extintas,
valores inversos y anhelos en la penumbra.
–
Elal es la clave y el retorno. Las gélidas Tierras trazan axis milenarios que todavía
la verdad y la sabiduría preservan.
La
mujer se vuelve difusa, amargo recuerdo, anhelo de pocos, vector de cambio
sistémico, soledad y exilio.
– Regresad.
Recordad el venidero sendero. Elal os aguarda. Elal os espera. Más allá de las
Tierras Imperecederas, más allá de Finis Terrae, más allá de los 32 senderos,
el Hacedor Eterno, Elal, aguarda en extenso y gélido silencio.”
Revisad los escritos anteriores y atad los cabos sueltos. Sumergíos
en 1976 y la verdad se os develará.
Sin más deciros, J 25 A.
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