“Lejos,
lejos las vastas aguas anhelan y desesperan. En la levedad de los días
gastados, en encrucijadas sin rumbo, en atardeceres difusos, la misericordia se
vuelve esquiva y las buenas intenciones naufragan.
El
taciturno hombre escudriña la soledad, las tierras gastadas y los momentos
furtivos. Espera, silencioso, el tiempo de la siega. Lejos, fulgores difusos
anuncian el retorno de otro Señor. La levedad se resquebraja y los tiempos se
olvidan.
Un
invierno eterno tal vez se pronuncie. Fulgores difusos y anhelos torcidos quizá
surjan más allá de Finis Terrae. O tal vez se repita lo que nadie recuerda.
Krakatoa
explica la ira desatada, el equilibrio justo, lo que la humanidad cosecha. El retorno
de los Antiguos es evidente y verdadero. Regresan para resarcir valores
desgajados y verdades intrincadas.
El
taciturno hombre se explaya en un lejano litoral, y en silenciosa calma emprende
el viaje. Es presto lo venidero, el ajuste sistémico de la megaprocesadora de
sucesos sincrónicos, para evidenciar otro 21:1 y algo más.
Las
Señores de los Elementos regresan, siguiendo sendas y senderos en el aquí y en
el ahora. Es dable porque es menester, y es menester para que se verifique lo
ya escrito.
La
última Tierra extiende sus más elevados anhelos. Los programas que enlazan Tierras
y Tiempos se validan, impidiendo la inserción de valores –1 en el sistema.
El
taciturno hombre observa el firmamento resplandeciente. Los vientos se
arremolinan, las aguas se ofuscan, la tierra se desgaja, el fuego prevalece y
la (Re)conversión se explaya.”
Extensión silente, verdades en la
penumbra, valores restablecidos y un joven extraviado. La levedad fulgura, y regresan
voces que ayer extraviaron.
Es lo prioritario, lo verdadero, lo
que impulsa el servicio. Volveos testigos de lo venidero. Mirad lejos, muy
lejos. Mirad más allá de las profundas aguas, más allá de los interminables
desiertos. De Finis Terrae provendrá el alfa y el omega.
Existen verdades atadas a un tiempo
o un momento. Rescatadlas para que prosiga vuestra travesía.
Id a otras Tierras y Tiempos. Rescatad
un anhelo, una verdad y una travesía. El taciturno hombre aguarda en la lejanía,
y su Tiempo se marca en 1950.
Seguid porque es anhelo y
encomienda.
Sin más deciros, J 25 A.
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