Algunos
años han transcurrido, y parte de vuestra Alma ha permanecido velada, para así evitar
vuestro extravío. Sin embargo, momento es que vuestra Alma algo devele. Verdad
que algunos ya han presentido.
“Azul es el firmamento y ningún fulgor
desfallece, cuando aquellos Señores a aquel sitio llegan.
Se estremece el portal gastado. Se escucha una voz lejana,
casi inaudible. Crujen los goznes oxidados, y una sinuosa y extensa senda se
les revela.
– ¡Por fin es vuestro el regreso, hermanos! – exclama una
vieja mujer, y luego los abraza, fuertemente.
– Vuestro sendero de juventud culmina
en este sitio – añade otra mujer –. Sin embargo, otro sendero se extenderá
después que este lugar dejéis.
Y otras y otros van al encuentro, y en un segundo son
demasía.
– Vamos, hermanos. Pasad con confianza. Los Señores ya
habían anunciado vuestra llegada. Sabemos de vuestra misión, y de los eventos
que sucederán cuando vuestra verdad sea evidente.
– Allá donde todas las almas se
vuelven una, donde todas las aguas se extravían, donde la frialdad cala muy
profundo, se trazará la expansión de vuestra verdad.
– Aguardan vuestros cuartos. Id, y refrescaos. Descansad
a vuestras anchas. Sí, ya sabemos: vuestra travesía ha sido larga y extenuante.
Descansad. A la hora del crepúsculo, y si así lo deseáis, reuníos con nosotros,
y conversaremos bajo una extensa Sentencia.
Después de la cena, bajo la extensa Sentencia y
oscuridad, la verdad se develó entera y sin tapujos.
– También vuestros Señores nos han trazado.
Aquí se ha detenido el esquivo tiempo y las verdades son más evidentes. Y la
verdad que ahora develamos, ha sido trazada hace milenios.
– Antes que las eras se volvieran
difusas, antes que los senderos señalaran hacia ningún sitio, otros Señores
expresaban los Siete Rumbos de la Seidad.
– A través de sendas diversas, eventos distintos y revelaciones
diferentes a aquellos Señores llegamos. Y así voz, alma y Sentencia de los
Señores de los Siete Rumbos nos volvimos.
– Hermanos, comprendemos que vuestro sendero trazan los
Señores de los Siete Rumbos. Ambos seguimos la misma verdad y la misma voz. Sin
embargo, vuestra senda es la de los Señores Nómadas y la nuestra, la de los
Señores Arraigados. Sí, estamos arraigados a esta leve tierra, y así es
evidente la Seidad nuestra.
– Vuestro olvido será muy pronto. Sin embargo, no nos
compete señalar más. Solamente seremos valor de vuestro alivio; y procuraremos
que vuestra misión sea más llevadera.
– No sois los únicos que al Santuario han llegado. Ya la
cuenta hemos perdido. Algunos han llegado con una férrea convicción. Otros han
llegado invocando certezas. Y los menos han llegado sin saber qué sendero surcan.
Sin embargo, a todos hemos recibido sin distingo.
– No existe la diferencia ni la separatividad. Cada
evento que se exprese, cada voz que se escuche, cada línea que se trace, cada
axis que se haga evidente, la voz de los Señores manifiesta.
– Sí: somos los
Señores Arraigados y vosotros, los Señores Nómadas. Y también somos el Alma de
los Señores que trazan los Siete Rumbos.
– Algunos han querido llegar al Santuario sin ninguna
certeza, y sólo han surcado un árido y solitario desierto.
– Sí, hermanos, vuestra misión verdadera es. Aunque a
veces vuestra ha sido la incertidumbre. Sí, hermanos, allá donde se evidencia
la Frialdad Extensa vuestra misión concluirá.”
Sin más
deciros, J 25 A.
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