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jueves, 7 de enero de 2021

In Memoriam p. I

Arica – Chile                                                                                                                                                              05/01/21

En la penumbra de un leve momento, la verdad se explaya igual que pleamar silenciosa. Un fulgor tenue, que es ínfimo latido, aguarda en la soledad de un Tiempo quedo. Difusas Tierras el viajero surca sin prisa. Extraviado en la gélida extensión, inmerso en sus anhelos y momentos, observa senderos y encrucijadas que no llevan a ningún sitio.

Katmandú lejos, lejos se observa. Estelas multicolores trazan y tejen travesías y desgracias. Múltiples hombres que anhelan y desesperan en la muchedumbre inquieta. Una travesía los demarca. En las ignotas Tierras se tejen y destejen historias y leyendas antiguas. De fama o ambición es el trazo que las esboza, en el egoísmo más excelso. Tristeza y exilio destilan las lejanas y solitarias cumbres. Un grito helado se ahoga en un memorial ignoto. Losas solitarias que el Tiempo desgasta sin consideración ni desvelo.

En el extravío extremo, el viajero observa una silueta difusa. Trazo de otra existencia, verdad de otro momento, voz que se ahoga en el silencio. Igual tez mas distinto cometido. Ilusorio mas verdadero. Luz quebrada en el reflejo de las eternas y gélidas Tierras.

– Os aguardan. La travesía ha terminado.

Espejo que es reflejo de trazos quebrados. El joven contempla su lánguido reflejo. Efigie que no es efigie. Leve retazo de verdad. Falsedad extrema. Trazo que teje y desteje verdades, siguiendo arcanos e insondables designios. Leve en la juventud, mas eterno en el Tiempo. Décadas en las lides del Hombre, mas leve en el Tiempo. Eterna juventud que se resiste al inclemente Tiempo. Designios que desconoce mas presiente. Extenso en los solitarios atardeceres y leve en las aguas del olvido.

Lejos Katmandú aguarda. 1930 indica el ajado calendario. La faz se vuelve otra faz. Un antiguo semblante, leve y macilento, entrado en años y de arrugas surcado. El joven ya no existe. Recuerda una misión, una travesía, un retorno, un fulgor en lo absoluto. Comprende que es flama que se agota, aliento en el extravío, exilio de un Tulpa.

El tren aguarda en la estación, y Katmandú lejos se despereza. El altar de los Dioses Antiguos teje y desteje idas y venidas.

Habitación desordenada. Rumor de muchedumbre inquieta. Nepal, 1878. Identidad desconocida. Hombre sin faz mas reconocible. Condensado del infinito, enviado eterno, travesía manifiesta. Trazo en blanco tapiz que teje y desteje momentos determinados.

Cada vez más extenso, menos efímero, más controlado y menos inquieto. En la travesía del Tiempo, se dibuja intenso y también efectivo. Comprometido a una misión que desconoce, pero que presiente. Interventor y vector de una serie de eventos sistémicos.

– Es el justo momento. Evidencio mi misión, soslayando los aciagos momentos. El Devenir me impulsa a continuar con la travesía. Tejo y destejo mis anhelos en lo venidero, en lo que aguarda a la vera del sendero.

Hombres idénticos. Reflejo quebrado en la altitud extensa. Una imagen atrapada en copal. Exilio que termina, verdad que se explaya.

– Os aguardan. La travesía ha terminado.

Fulgor se desvanece y la verdad prevalece. El tulpa ha concluido su travesía. El anhelo vuelve al anhelo. La verdad vuelve a su verdad. Lo que una vez se expuso ahora se olvida. La travesía concluye en las Tierras que se extravían.

Sin más deciros, J 25 A.

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