Arica – Chile 30/11/25
“Feral e inhóspita tierra, bahías y fiordos, hondo tul, vientos de abrojo y obsidiana, vasto horizonte, velos y velas que extravían, luz en la silente tarde, estela que el tiempo deja; y alwes que limitan historias y leyendas. Mitad anhelo, y otra evasión, atraviesa, lento, tiempos abstrusos y existencias lejanas. Mirada impasible, voz de leyenda, tinta en trazo, honda vertiente, inquieto vaivén, implacable hoz, extenso velamen, coigüe y tepú aliados, vetas y venas en silencio eterno, estela ocre y triste hojarasca. Media luz en las vastas tinieblas, exilio en la honda tierra, alwes extraviadas y tiempos caducos. Echos en la infinita cordillera, en la profunda brea, en la helada tarde, en la húmeda tierra; y en la lluvia que la tormenta explica. Extraviados, exiliados, perenne tormento, hiel en la miel, tinieblas extensas que implican abstrusos y confusos anhelos.
En inhóspita y convulsa tierra, en otro horizonte, lejos de las veredas conocidas, los Echos se vuelven Wekufes, si la tristeza los tuerce o quiebra. Hiel en la hora queda, llagas y heridas que no cuajan, tinta y estilete. Mortaja inviolable, invisible telaraña, intrincada trama, hifas torcidas, atan sus anhelos. Mil atajos olvidados, avenidas obstruidas, tiempos espaciados, tierras entretejidas y ofuscadas llamas, impiden que soslayen el exilio eterno. Milenarios alerces, altivos pehuéns, hondas quebradas, elevadas alturas, inclementes vientos, trazan y limitan el territorio de los irascibles Wekufes.
– ¡La evasión es consigna! ¡Destrozad las cadenas que atrapan y limitan!
Mitad anhelo, y otra evasión, tal vez velo que vela, voz que quema, húmeda luz, textura en filigrana, y extremo en la tierra de los Wekufes. Metódico, exhaustivo, inquisidor, silencioso. Milano, estopa de alerce, invisibles huellas, vetas y venas torcidas, obsidiana en cinabrio, tul a trasluz, que, incansablemente, evalúa la efectividad de las prohibiciones. Metal en la hoz, lluvia intensa, cilicio extremo, tóxica ventisca, ajenjo y absenta, invictas lanzas, inquieta y aviesa hojarasca, hiel y cuajo: tormentos que el Vigilante explaya. Mala’ikah que traza la cifra de la condena, la honda tristeza y la imposible evasión.”
“Mestizo, absenta y abrojos, tul incierto, voces y alwes entrelazadas, triste viento, otro en otros, que vitaliza y extiende, inmisericorde, la Recta Provincia. Mitos y leyendas que la lluvia y el viento quiebran. Mestizo, tal vez invunche liado, quizá oculto trauco, o ,a lo mejor, humano extraviado. Recorre tierras inconexas, tiempos yuxtapuestos, horizontes extremos, hondas quebradas e invisibles aldeas, en busca de la llave que a los Wekufes libere. Malsana tarea, aviesa jornada, torcida vereda, ajado testamento, hiel en la clepsidra. Luz oculta en Revelación 20:7, quizá en 2 Tesalonicenses 2:6 o tal vez en Revelación 7:2.
– ¡El exilio es lema! ¡Destruid las cadenas que os retienen y limitan!
Wekufes, otrora Echos, anhelan que las tierras confluyan y que los hi(a)tos expeditos sean.”
El 9/12 todo concluye. Melancolía en las venas, tristeza en la luz trémula, exilio en la extensa avenida y un canto que evoca otros tiempos y travesías. Expansión evidente, y los J 25 se olvidan. Nada es al azar, y todo se ensambla. Tal vez otros lleguen, si el alma grupal se mantiene unida. Mas ahora todo es quietud y una larga elegía.
Á-Dios y con Dios, J 25 A.

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