Arica – Chile 06/03/15
A veces anheláis otras Tierras y trazáis
otras historias, si vuestra alma surca mares ignotos y velos nocturnos.
“A
veces surco Tierras, relatos o imágenes antiguas, y anhelo lo que he olvidado.
Me extiendo similar a leve trazo en extenso óleo. Una silueta quizá, una sombra
que se agita tal vez, un desvelo solitario posiblemente, una simple ilusión
pasajera que deambula por senderos alguna vez hollados.
Libre y sin mancha, veloz y sin
contratiempos. Nada me ata ni nada me atrapa. Atrás queda mi envejecido cuerpo.
Atrás quedan mis pesares y mis tareas inconclusas. Soy un ser libre. Un
libertador. Un inmaculado. Un Señor que transita las coexistencias con premura
pero con gran seguridad.
Atrás queda el asilo. Me olvido por
un instante pero me recuerdo en la Totalidad. Remedios, recetas, exámenes y
soledad atrás quedan. Una que otra voz insiste en mi regreso. No presto
atención. Estoy inmerso en lo otro, en lo extenso, en lo verdadero.
Figuras y sombras deslavadas se
extravían. Alguien me llama por un nombre que me es extraño.
– Está ido, señor. No responde.
No más trabas. Me invoca el
Servicio. El Servicio me define y traza. Me invoco para Servir. Me extiendo
para Servir. Me vuelvo alma sencillamente para trazar mis anhelos.
Antes,
antes y ayer, no tenía trabas y surcaba otras Tierras sin dilación. Mi equipaje
consistía en un gastado morral, una brújula, muchos anhelos e infinidad de
ensoñaciones. El más allá era mi anhelo. Visitaba Tierras, Tiempos, Memorias y
Olvidos. Trazaba axis, verdades y valores en el aquí y en el allá.
No
obstante, la vejez quizá, el sedentarismo tal vez, la desidia seguramente u
otros factores minaron mi planisferio de ideales. El mundo me atrapó y desgarró.
Me extravié. Me olvidé sin consideración.
Atrapado
en la materialidad, inmerso en la vejez mas siempre atento, surco Tierras que
han sido, son y serán.
Me sitúo en otros lindes, en
horizontes interminables, en tierras que no menguan. Me proyecto para expresar
o subsanar algo.
Aldea que agoniza, ejército que
ataca, muerte y hambruna, país sin anhelos: trazos que mi alma selecciona para olvidar
o ayudar.
Una mujer malherida y mi valor la
yergue. Un aluvión presto y mi intención lo detiene. Un genocidio en ciernes y mi
afán lo contiene.
A
veces alguien me anhela y me vuelvo evidente. No obstante, generalmente soy una
sombra, una voz o un anhelo que aguarda, simplemente un afán que se
materializa.
Travesías, quizá leves o quizá
extensas. Un milenio en mis anhelos o un segundo en mis extravíos. Tiempo que
tuerzo para mi conveniencia.
A veces me niego a regresar. A veces
las realidades confundo. A veces mi aliento es más extranjero que pueblerino.
Una vez esperé casi un siglo para
que los axis se manifestaran plenamente. Tracé verdades y valores que gestaron
una excelsa meta-cultura. Me volví Señor y verdad eterna. Sin embargo, decidí
regresar una vez más.
Una sala estrecha, algunos médicos
evaluando mi estado y una enfermera en práctica casi sollozando.
– Ha vuelto. La medicación surtió
efecto.
Así me trazo y me expreso. Visito
Tierras ignotas, trazo leyendas en la penumbra, me vuelvo un valor y Sentencia,
me expreso y me olvido, siempre en equilibrio, anhelando una y otra vez que mi
misión sea solamente el Servicio.
Un
parpadeo leve, una meditación profunda, un relajo breve o una siesta sin tiempo
me regresan a las Tierras que tanto anhelo.”
Volved a aquellas Tierras para
expresar vuestros elevados anhelos. Una vía y una historia trazan vuestra
venidera misión.
Proseguid y volved a los Orígenes
porque algo permanece a la vera del sendero. Algo se expresa y algo se
recuerda.
Seguid y seguid ahora y más ahora. Volveos
un trazo indeleble en muchos e interminables lienzos.
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