Arica – Chile 22/03/17
“Ahora es ahora, no
antes ni después. Mi misión anhelo, presiento su llegada, me elevo sobre las
vicisitudes, me proyecto muy lejos y presto.
Lejano, trazo travesías para evadir los Tiempos aciagos,
las Tierras desoladas, los anhelos quebrados y las 32 sendas invertidas.
Existo en todos los ahoras, en todos
los ayeres y en todos los mañanas. Me vuelvo múltiple mas me presiento único. Expreso,
trazo y reconvierto lo que es dable y prioritario.
No me olvido ni me olvidan, presiento y los presiento. Aunque
permanezca atado a una mísera vida o rutina, aunque mis anhelos una y otra vez se
resquebrajen, seguiré impertérrito, similar a Hombre de Vitruvio, aislado mas
atado a la Totalidad.
No cejo ni abandono mis ideales,
siempre presto a elevar las desoladas Tierras, esperando sin inquietud a los
otros, a los que proseguirán mi misión.
Milenios en la senda, siglos en las expectativas, décadas
en los anhelos, mas siempre en los amaneceres de mi alma. Seguro, vital, diligente
en todo momento y gesto, expresivo, literal, integrado y sujeto al devenir de
las eras.
Me vuelvo sendero y voz que resuena en
valles solitarios y desolados desiertos. Siempre, siempre en la Memoria y en el
Alma de la Tierra, gestando el venidero 21:1 y algo más.”
Regresan los Señores que surcan las vastas Aguas, para
develar historias, para trazar verdades, para elevar algunos momentos y
Tiempos.
Un lugar suspendido en el Tiempo, una verdad que pudo
haber sido, un destello de otra Tierra y una historia que se espera.
Un sitio que anhela, una verdad entre Arica y Tacna que
no desfallece y otros Señores que se expresan. Atrapados quizá, aislados tal
vez, esperan, anhelan o aguardan.
“El anciano se mece sin prisa, lejos del
mundanal ruido. Tardes plácidas y vientos salobres trazan su vida. Alejado del
gentío, libre de preocupaciones, medita, reflexiona y gesta mundos en su
memoria y traza anhelos en la salobre arena.
– ¡Por fin ha terminado la guerra!
Todo ha concluido. Los jóvenes volverán a su tierra. Madres y amadas los esperarán
bajo el dintel de la puerta. Es un día especial. Ha terminado la cruenta guerra
y las aguas son más cristalinas.
Un ajado almanaque señala 1950. El viento rasga el
Tiempo, y un anciano silencioso surca un sendero de arena y algas marinas.”
Iquique
también os verá pero no antes ni después. Seguid y sabréis.
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