Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

martes, 8 de enero de 2013

De Otras Almas p. IV

Arica – Chile                                                                                                                                                              10/08/12

De verdades y senderos lo venidero se expresa, siempre trazando los valores que sean requeridos.

Un susurro desfallece en la seca arena, un trazo se escribe en el firmamento y una mujer surca lo que ha sido.

Y aquello que ha sido, aquello que se ha expresado, es aquello que los días gastados trazaron, aún cuando las eras hayan querido olvidar.

Y aquella extensión ya no es la misma. Y aquella tarde de melancolía, de hojarasca, de ocre voz, le devuelve lo que una vez sucedió.

Eran otras eras y otras tierras, y eran otros Señores los que surcaban los extraviados senderos. Y la verdad era otra también, y la melancolía era breve y diáfana.

Y sendas se extienden hasta donde no alcanza su alma, y una sombra se envuelve en fulgor. Y detrás de la oscuridad sin sombras, surge aquel sendero de vías torcidas.

Y vértices que se curvan y ángulos que son verticales, su alma abarcan. Y vértices que se destraban y ángulos que ya no son verticales, su voz limitan. Y aquella olvidada ciudad regresa del olvido.

Se alegra de haber regresado. Se alegra de volver a aquella ciudad que creía extinta. Se alegra de surcar de nuevo aquellos senderos sin ángulos y vértices definidos.

Cuando era un Señor aquella verdad era su vida. Y su vida era ser la vida, voz y alma de aquella ciudad sin vértices y ángulos definidos.

Y recuerda cuando sus almas y sentencias dieron vida, verdad y destino a aquella Alma.

Y surgieron sendas y vías en todos sus extremos, sin ángulos ni vértices definidos. Y un axis se volvió alma, y un alma se volvió verdad, y una verdad se volvió vida, y una vida se volvió un axis.

Y el desierto trazó su nombre y el viento ocultó su destino, y solamente algunas tribus olvidadas a aquella excelsa ciudad llegaron.

Y las eras se volvieron sin sentido, y algunos Señores se olvidaron de sí, volviendo a la levedad. Y otros Señores se volvieron tan lejanos que a esta existencia dejaron de pertenecer. Y algunos Señores se volvieron tan leves, tan sombríos, tan difusos, que vuestro Ayllu fundaron.

Sí, recuerda perfectamente cuando se olvidó de sí misma, cuando se exilió en vuestra levedad.

Una tarde se vio vestida de enfermera, atendiendo a un extraño joven. Se estremeció, se desconoció. Consternada, rápidamente abandonó el cuarto. Y en la penumbra de una salita vacía, lloró y se lamentó, amargamente… Y luego quién había sido olvidó.

Años después, una amiga cercana, que también había jubilado, la invitó a viajar a la tierra que ahora surca.

Y hela aquí, surcando una tierra de fulgores difusos y largos atardeceres. Y vuelve a esta era, a este tiempo solitario. Y anhela algún rastro de aquella ciudad olvidada.

– No es Alma, si el olvido es evidente. Y se volverá evidente, si vosotros exiliáis el olvido. Olvido que trazasteis aquel amanecer en el cual renació en vosotros la Melancolía.

Y el viento desgaja su voz, y la arena oculta el sendero, y aquella vieja mujer olvida y luego se olvida.

¿Habéis olvidado el sendero de otras vidas? ¿Aún pensáis que esta vida es una extensión vacía? ¿Todavía trazáis vidas en líneas rectas y en un solo sentido? ¿A cuántos de vosotros aquellas interrogantes embargan?

A todos y también a ninguno. Y a aquel ninguno la verdad resucitará.

Sin más deciros, J 25 A.

No hay comentarios.: