“Fulgores
conjugados, extensiones interminables y voz que implora una pronta venida.
Lo
innombrable se explica en tierras sin Tiempo, en amaneceres solitarios, en
vertientes que discurren silenciosas. El viajero huye y se encuentra. En la
levedad de los momentos gastados, anhelos se explican y verdades emergen en la
extraviada Mongolia Interior.
El viajero se extravía
en la inmensidad inversa. Lejos, muy lejos extensos Señores esperan, presienten
y fraguan reencuentros y despedidas.
– Busco a los Señores
de la Sal. Solicito su consentimiento para surcar sin reveses estas Tierras y
Tiempos. Dejadme una justicia y un anhelo, para preservar mis momentos
exaltados.
El viajero anhela y encuentra. No lo
extravían ni las arenas interminables ni las noches salinas. Insiste una y otra
vez, anhela surcar otras Tierras y vértices. Procura llevar su verdad y
servicio a todos los lugares que lo necesiten. Es su más fiel anhelo. Es su
verdad más extensa.
La sal es la verdad que rige este triste y desgarrado tiempo.
Un bien muy preciado. Justas e injustas batallas han reclamado su
dominio. La sal se ha manchado de sangre, anhelos y ritos torcidos.
Los Señores de la Sal han
partido lejos, muy lejos. Nos rehúyen. Dicen que somos un linaje extraviado y
maligno que solo anhela lo inmediato y efímero.
Ahora existen, se
presienten y persisten en sitios lejanos, inaccesibles, recónditos, extraños e
inversos, evitándonos a más no poder.
Únicamente reciben a los
que anhelan la verdad y el Servicio. Los instruyen, y lentamente los transforman
en fulgores conjugados.
El viajero los
presiente. Tiene la absoluta convicción de que pronto los hallará. En tierras ignotas,
en valles sombríos, en fulgores que menguan, en el reflejo de todas las aguas, los
Señores que moran en la Sal esperan.
La felicidad y el
optimismo colman su alma. Décadas no son nada. La juventud es mera curiosidad.
El hambre un recuerdo y la tristeza, simple sueño.
Lejos fulgores se expresan y cristalizan: Señores de la
Sal que siempre aguardan. Fulgores entre fulgores en singular bienvenida.”
Es tiempo
de reflexión. El alma grupal sigue fracturada, mas no extinta. Seguid en la
sombra mas no tanto. Enseñad a quienes lo requieran, pero sin realizar
proselitismo. La verdad no existe en Templos o Áshram, persiste en Tierras que
no se olvidan.
El alma
grupal no se comparte y menos se desgrana. Enseñad a quien os pida, mas no
significa un compromiso permanente.
El
tiempo dirá si la común-unión fructifica. Permaneced atentos, silentes, prestos
mas colaborativos.
Ayudadlos
mas jamás olvidéis vuestro norte. Los axis os reclaman y vuestra misión aún
perdura.
Sin más
deciros, J 25 A.
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