Arica – Chile 25/11/12
Lejos
aguardan los Señores que vuestra existencia salvarán. Esperan el momento justo
y el fin de las leyendas.
“Ha terminado la
extensa guerra. Ya no existe nada por qué luchar. Todo se ha extraviado y todos
hemos perdido.”
“La Estirpe del
Hombre ha sido diezmada. Nombres y Títulos se han olvidado. Ya no existen los
estados, solamente algunos Feudos con férreo poder. Es la era del más fuerte. El
tiempo de los Señores Feudales.
Muchos detestaron aquella situación, mas era lo más
acertado para evitar la extinción. No resultó ningún modelo económico y las
crisis se sucedieron una tras otra.
Una de ellas fue la crisis demográfica. Demasiadas
personas y muy pocos recursos naturales. Se realizó un estricto control de natalidad.
También se aprobó la eutanasia asistida. Mas ambos intentos fallaron
estrepitosamente. Luego se optó por la esterilización de todas aquellas
personas con bajo nivel económico y/o intelectual. Mas tampoco tuvo buenos
resultados. Por tanto, se organizaron matanzas masivas de todos aquellos que
fueran lastre para el desarrollo de la humanidad.
También comenzó la escasez de agua y alimentos.
Los extensos territorios estaban agotados de tantas batallas y
sobreexplotación. El agua y los alimentos se volvieron moneda de intercambio
por su escasez.
No tardaron en surgir revueltas y
guerras por el dominio de las tierras no alteradas. Mas los estados con mayor
capacidad bélica dominaron a los más desprotegidos. Fue el inicio de la Era de
los Feudos, y nada volvió a ser como antes.
Hoy vivimos en Feudos.
Tratando de sobrevivir como sea posible en estas resecas y solitarias tierras.
Quizá algún día nuestra gente se rebele por tanta tiranía y opresión, y
abandone estas malditas tierras. Mas creo que pasarán muchos siglos para que se
geste el anhelo de rebelión.”
“El que una vez surcó estas áridas tierras ya no existe. Es sólo un
recuerdo, una leyenda mal narrada. Quizá los que vendrán lo recuerden y
expresen. Quizá en sus viajes al ayer, en sus idas a tierras dispersas, en sus meditaciones
crepusculares, trazó un anhelo implacable que aún persiste. Tal vez sea una
simple sombra que se desliza sin rumbo fijo cuando el crepúsculo es evidente. Es
vuestro sino desde que vuestra voz se volvió Voz de Muerte.”
“– ¿Quiénes vivieron
antes de nosotros, A’swen?
– Seres que se
olvidaron sin más. Tan violentos, lascivos y malsanos que la misma Ygh-o exterminó.
– La era de los Yertn
es ahora. La era de todos aquellos que respetan y protegen a Ygh-o y su
progenie.”
“Un joven solitario
contempla el firmamento, y miles de preguntas le vienen a la mente.
«¿Habrá vida en aquellos fulgores lejanos?
¿Existirá alguna inteligencia que exprese vida similar a la nuestra? ¿Serán hostiles,
inofensivos o similares a nosotros? ¿Somos los únicos que existen en este vasto
universo? ¿Estamos destinados a una existencia triste y solitaria? Ojala algún
día mis dudas se despejen. Ojala algún día…»
Un comunicado radial interrumpe sus cavilaciones.
– Han invadido París. Ha comenzado la guerra.”
“La joven, lista para su fiesta de
graduación, escucha los informes de prensa que se suceden uno tras otro: «Crisis
demográfica y económica, escasez de agua y alimentos, guerra tras guerra y…etc.»
– ¡Bah!, no importa. Hoy me gradúo. El mundo puede
esperar.”
“Lejos, tan lejos
que hasta el entendimiento se extravía, otros Señores esperan. Lentamente se
desperezan, anhelan un fulgor que susurra en la lejanía. Regresarán pronto.
Volverán antes que vuestra raza se extinga.”
Otro
Señor aguarda en la lejanía, para evidenciar lo escrito. Señor que trazará lo
que sea más verdadero para este sistema.
A las que el Alicanto define, se os recuerda que cada
Puerto es un capítulo en la Historia de vuestra tierra. Cada capítulo define un
valor en Mare Nostrum, evidencia quiénes han sido, son y serán. Mare Nostrum se
inicia con la eclosión de vuestro Ayllu y termina con vuestro olvido. Recordad
que Puerto Fragmentado es el capítulo final de vuestro Ayllu.
Puerto
Oscuro corresponde al Primer Ciclo, Puerto Sombrío al Segundo Ciclo, y así
sucesivamente. Y algo más se develará allá.
Mallarauco reclama un réquiem para el alma de la hojarasca
y miel. Quizá también aquella alma se olvide.
Aquel
que es Elías deberá alistarse para lo que vendrá.
Sin más
deciros, J 25 A.
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