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martes, 28 de junio de 2022

Waypoints p. V

 Arica – Chile                                                                                                                                                              22/06/21

Paihuano lejano, elevadas y sinuosas sendas, atávicos vestigios, extrañas e ignotas leyendas, vértices en el horizonte y bisectrices en las cansadas aguas. Mujer, vidente extensa, solitaria y excelsa, miel y hojarasca, trenza infinita, savia y copal, verdad absoluta, trazo de Lahual en las vacías y gastadas Tierras. Forja y luz, trazo y lienzo, que se extiende, ligera, en los territorios torcidos.

Expresión telúrica, venas y vetas azabache, luz en la obsidiana y queda voz. Mujer tangible y leve, sistémica extensión, que oculta, celosamente, la olvidada semilla. Entre valles caducos y vetustas haciendas, lejos de la esquiva multitud, existe la eterna semilla. Legado Diaguita, linaje de otro horizonte y cultura, que todavía subsiste en los mundos espaciados. Historia y leyenda, axis y anhelos, vestigios y huellas, trazos y encrucijadas. Lahual que es Yggdrasil e Yggdrasil que es elevado Chañar.

La Mujer, tejido de Lahual, inequívoca luz, invoca a los venideros Tejedores. En la extensión solitaria de los mundos conjugados, esquiva a los juegos del ego, igual que Prometeo Encadenado, aguarda la olvidada semilla. Testigo y testamento, variable y verdad, luz profunda y extensión de Yggdrasil. En otra Tierra, lejos de Paihuano, otro linaje anhela la eterna semilla.

– ¡Prosperad! Dad buen ejemplo y alimento.

– Chañar que es Espino e Yggdrasil que es Lahual.

La Mujer, tejido manifiesto, valedera expresión, traza una verdad en la soledad extrema.

– Rescatad a los olvidados. Juntad a los extraviados. Resucitad a los Lázaros de antaño.

Extraviado viaje, trazo equivocado, corrupta travesía, almas y verdades, sesgado horizonte, quebrada y lamentos. Muerte en la hora queda, tristeza en el crepuscular pueblo y una estación oscura y lejana. Muchas almas extraviadas en la cuesta del Tiempo quebrado. Profunda tristeza, cruenta historia y eterno sortilegio. En la sombría estación, entre vagones y salidas, los extraviados, los pequeños infantes, anhelan, una y otra vez, el último viaje. Luces en la lejana y profunda extensión, lapislázuli y veta, tristeza y lamento, cuprita en el cinabrio, cinabrio en la malaquita, bolsones gastados y ajados cuadernos. Esperan y presienten el venidero y oscuro tren.

Fulgor lejano, vapor y exilio, lapislázuli y cinabrio, y extenso tren que se aproxima. Es lo justo y evidente si la semilla se anhela.

Faz de tul y gasa, luz en la oscura mirada, levedad en la silueta, tangible y no tangible, trazo incompleto, que se explaya en la quebrada solitaria. Historia que existe en Puclaro y en los territorios intermedios. Leyenda en el quebrado cinabrio y tragedia en la solitaria estación.

 El extraviado, tul y gasa torcida, hito y quejido, todavía anhela que la travesía concluya. Cuaderno ajado y quebrados párrafos: «Pronto volveré, queridos padres.»

– Muchos muertos en el accidente ferroviario.

– Perdí un hijo y una sobrina. Fatal tragedia que enlutó a muchos.

– Tengo la absoluta certeza de que mi hijo vive. Existe, y todas las noches me visita.

– Fantasmas que transitan, silenciosos, la inundada y tenebrosa estación.

Sin más deciros, J 25 A.

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