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lunes, 11 de octubre de 2021

Ars Antiqua p. V

Arica – Chile                                                                                                                                                              10/10/21

Travesía en el trazo, estela Cántabra, verdad en las eras, veredas eternas, sendas y más sendas que se extravían o encuentran. En la levedad del silencio, entre lo que ha sido y lo que será, en los míticos territorios de Chiloé, en las oquedades más profundas, la verdad, solitaria, presiente y aguarda. Las sendas tejen momentos y anhelos en las aguas que meditan, si el Tejedor no extravía el camino. Firmamento e hilos eternos, aguas calmas, leyendas en las leyendas, trazos en los trazos, reflejos en los reflejos y Elevados que se recuerdan.

Quemchi, levedad en el silencio, historias de leyenda, surco en Tierra profunda, trazo tras trazo, en el exilio del alma, medita extraviada y queda. En el reflejo de Cantabria, estela no resuelta, inversión sistémica, expone sendas y trazos en las extensas aguas. Memoria antigua, Coloane en la lejanía, leyendas en las Tierras y Tierras que son de leyenda. Firmamento inverso, calzada antigua, verdad de otro Tiempo, extensión en otra Tierra, igual que la senda que se teje en Cantabria.

El Cántabro, tejedor lejano, heredad antigua, trazo del Ebro, evidente en todos los atardeceres y en todas la Tierras, se explaya, leve y silente, en la vastedad olvidada. Inequívoca senda, bosque olvidado, cifra en el milenio y almas que aguardan la siguiente marea. 21:1 entremezclado, lides en la soledad, tribus en expansión y una verdad que se niega el cambio.

Entre claroscuros, coexistencias conjugadas, igual que desatado Vitrubio, en la soledad del milenio, invoca las almas que se han ido y las que se van. Conjuro de almas, travesía infinita, expansión sistémica, evasión de la venidera A(d)versión. Forjador evidente en la celosía del Tiempo, tejedor de la Estela Cántabra. Forja y cuaje, lamento y momento, travesía y verdad, expresión y extensión, anhelo e intento.

El Cántabro, en la levedad del Tiempo, expuesto y evidente, traza una estela en la extensión que mengua. Lejano del lamento expuesto, mas extendido en la confluencia que se manifiesta lejos de Quemchi. Cántabro reflejo, verdad que no se soslaya, estela evidente, tetrasquel en el Hombre Excelso. Evidencia en la secuencia, valor en la totalidad, vector y variable en los mecanismos que configuran la verdad y el Tiempo.

En la milenaria Isla que existe en el otro Aucar, se trazan almas antiguas, lienzos y tejidos, verdades y anhelos que extinguen valores y variables extraviadas. El 21:1 es evidente mas no su extensión. Por ende, mundos convergen o divergen en evidente conjunción, evitando de esta manera la expresión de agónicas Tierras.

– ¡Despertad! Elevaos de las aguas del olvido. Tierras y axis, sendas y encrucijadas, anhelos y momentos, alianzas y treguas, peligran.

Figuras y siluetas, valores y variables, anhelos y memorias, vuelven del olvido más extremo. En la savia que nutre la Tierra, en el viento que mece la arboleda, en las sendas de ocre y copal, entre cruces oxidadas y múltiples reflejos, la verdad se manifiesta plena. Evidentes y expuestas, muchas almas se trazan en las olvidadas Tierras, en las veredas del Tiempo, justas y excelsas en el milenio del 21:1.

Una verdad se explica y otras aguardan en los venideros escritos. Trazad la travesía en todos los ahoras previstos.

Sin más deciros, J 25 A. 

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