Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

domingo, 4 de julio de 2021

Ad Portas p. VII

 Arica – Chile                                                                                                                                                              02/07/21

Levedad en el silencio, letargo y senda, verdades conjugadas, anhelos y momentos en la soledad del Tiempo. Lejano, aislado, visión extensa, voz sin voz, cifrado en el vacío, alejado del vendaval de los Tiempos, leve, aguarda y presiente el eterno Soñador.

Recóndito atisbo, sendas que fluyen y confluyen, leyendas en la memoria, travesía antigua y vastos e insondables Señores que aguardan en las Tierras extraviadas. Mirada sin reflejo, efigie de sal y argamasa, verdad en el quedo, existencia olvidada, co-ordenadas infinitas y un mapa que se extravía en Mongolia Interior.

1836. El joven, silencio en el momento, apagado fulgor, extraviado en la extensa estepa, anhela tiempos mejores. Hambruna, sequía, pugnas tribales, larga agonía y tropeles sin rumbo definido. Ligero, escudriña la soledad, las tierras yermas, el horizonte gastado, en busca de agua y consuelo. Eco de los desamparados, visión angosta, oquedad manifiesta y una senda en la oscura soledad. Lejanía de agua, en la manifiesta profundidad una llamada se traza y la travesía se inicia.

El joven, odre en mano, trazo copal y grava, se sumerge en la inmensa y eterna oscuridad. Una gota de agua basta, un anhelo se extiende. Eco de vertientes y trazos de fulgores en las sendas de la Tierra. Un segundo de angustia, luego sorpresa desmedida. Lejos mas no tanto, estatuas de sal, vetas de soledad, trazo tras trazo, incógnitas leyendas impresas en gastada piedra. Una figura imponente, levedad en las sombras, mirada sin reflejo, medita y medita, lejana al Tiempo y externa a los momentos.

Hombre Inmenso, 20 pies de altura, complexión adusta, claroscuro semblante igual que leche en oscuro vaso, medita o quizá aguarda en la soledad de los Tiempos. Un momento, leve suspiro, mirada tras mirada y clamor de vastas aguas. El joven se cifra en la verdad del Antiguo. Efigies que se conjugan en la urgencia de los anhelos.

Joven menos joven, extenso en anhelos, libre y pleno, trazo a la deriva, llena el odre de agua. Es y no es. Es otro mas el mismo. Figura de otro Tiempo inserta en la levedad de la materia.

Mucho antes del Exilio, anteriores a los Kasi-yn, en Tierras extraviadas, extensos y elevados Hombres existieron. Elevados en altura y Sabiduría, forjaron leyendas e historias que el Tiempo no censura. Todavía algunos existen a la vera del sendero, anhelando el Tiempo del Despertar.

De vuelta a la caravana, otro mas el mismo, alma conjugada, anhelos secretos, verdad en la sobra, vestidura copal y ocre, inmerso en otro Tiempo mas evidente en el Tiempo del exilio.

El que aguarda, el Tejedor de Eras, linaje de antaño, surca la árida extensión, libre y leve, presto a cumplir su misión. Mira a los otros viajeros: mujeres, hombres y niños semidesnudos. Hambruna y pobreza, soledad y hastío, tristeza y desolación.

– No seguiréis extraviados, ya que la sombra de un Señor guía vuestros pasos.

Muchos aguardan y otros anhelan. El Tiempo del Despertar es ahora mas no.

Sin más deciros, J 25 A.

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