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domingo, 16 de mayo de 2021

(Re)conversión p. XII

 Huaquén – Chile                                                                                                                                                        06/02/19

Levedad inversa, extenso horizonte, tierras yermas, fulgores que no son fulgores y una lejanía que se presiente.

En la extensa lejanía, en Tierras que jamás terminan, en la vastedad de los Tiempos gastados, el solitario hombre anhela.

El olvido se extiende, los anhelos se quiebran, el ayer se desgaja igual que luz matutina.

– El olvido me envuelve. La levedad me desgarra. Mis anhelos se extravían en esta solitaria extensión. Mis ayeres ya no existen porque mi verdad he torcido. El olvido lacera y desgarra, envuelve y aprisiona. No recuerdo quién soy. Mi identidad surca el vacío. Mi sendero es extravío y la verdad importa nada. No recuerdo a los míos, a los de mi sangre, a los de mi linaje. Quizá ya no existen. Tal vez ni me recuerden. En la infinita soledad invoco sus almas, mas solo el viento contesta mi llamada. No recuerdo mi travesía ni el motivo de mi extravío. No sé por qué surco estas interminables y desoladas tierras. Me es extraño el firmamento y los fulgores que traza. ¿Qué Tierras y Tiempos surco? ¿Qué verdades se me ocultan? ¿Qué senderos se extravían en la lejanía? Soy un simple Hombre que no recuerda la voz de su alma ni el arraigo a la Tierra.

– Tengo que volver a mi Tierra y Tiempo. Mis orígenes aguardan. La levedad me aprisiona, mas no me retiene. Trazaré otros derroteros. Es menester volver. Los ancestros claman mi regreso. Las tierras yermas invocan mi alma. Las aguas turbulentas todavía me anhelan. Regresaré a mi tiempo y momento. Es el tiempo de mi Tiempo. Es el tiempo del regreso.

– Todo perdido. El sendero me desconoce. Mi casta me rehúye. Una tosca silueta extraviada en las Tierras perecederas. Para experimentar la levedad de la existencia, me volví leve y efímero. Un simple Hombre surcando las simples Tierras. Coexistiendo con otros más leves. Experimentando lo limitado y, muchas veces, caduco. Contemplando lo que muchos detestan, lo que envilece. Un simple fulgor atado a la humanidad para elevar las leves Tierras.

En la extensión más profunda, el solitario hombre anhela que los infinitos senderos lo lleven a su origen.

Invocad a un lejano Señor. Más que un Señor es un valor meta-material. Factor sistémico tendiente a expandir los límites difusos de vuestro mundo. Si invocáis a la Tierra, os ayudará sin restricciones.

Un pensamiento furtivo, una luz en el firmamento, una voz que no se quiebra, serán valores que harán que vuestra alma recuerde.

Seguid y seguid, y los 32 senderos se volverán más evidentes.

Sin más deciros, J 25 A.

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