Arica – Chile 02/02/21
“Gris tarde, tristeza en las sombras, cuarto en silencio, extensa tortura y verdades que se resisten al olvido.
El joven, tristeza en extenso, macilento, leve en la levedad, lejano en la caridad, luz difusa, invoca el exilio que se gesta en el olvido. Ligero, igual que viento de escarcha, se vuelve reflejo en los tiempos idos. Fulgor de hojarasca, trazo en oscuro lienzo, anhelo quebrado en hospital silente.
– Es SIDA. No hay ninguna duda.
– Es el justo castigo. Dios castiga con la muerte a los sodomitas.
– El olvido es tu castigo. Eres la decepción de la familia. Escarnio indescriptible.
El joven, lejano, lejos de la piedad, exiliado de la compasión, maltratado, mustio, evoca tiempos idos. Reflejo en un espejo quebrado, fragilidad en los anhelos, múltiples aprehensiones y silencio en la soledad. Nulo, invariable y limitado. Marginado, obligado a la clandestinidad. Figura que se limita en la masculinidad. Dejo de amargura, velado en la vida, marioneta que la sociedad altera y manipula. Hombre sin voz ni reflejo, inexistente, incógnito, ajeno y también lejano.
– Todo me quitaron, incluso la identidad. Mi vida coartaron sin compasión. Me impidieron amar y ser amado. Caricatura de un hombre simple y formal. Mas clandestino en mis anhelos. Extenso en la marginalidad e infinito en la libertad soterrada. Un secreto en el secreto. Leve en las tardes extensas, mas verdadero en la soledad del momento. Recluso en la mentira y savia que se seca.
El joven, leve latido, solitario, dejado a la deriva, contempla la espaciosa habitación. Mesita de noche, lámpara torcida, ventanas empañadas, utensilios médicos, una silla vieja, algunas revistas y un calendario de 1984.
Luz que se apaga, fulgor que se expone. Figura inmensa, voces lejanas, viento solitario, trazos de fuego y escarcha. Fulgor que abarca la habitación y más allá.
– ¿Es el momento?
– Lo es, hermano. ¡Vamos! Muchos aguardan tu llegada. La libertad es tuya.
– No lo merezco. No merezco la libertad. No soy un hombre normal.
– Eres fulgor lejano, voz quebrada y verdad que se explaya. Eres lo que eres y no hay más. Deja esta existencia. Elévate. Trasciende.
El joven, lejano en demasía, esboza una sonrisa y muere. Fulgor que es fulgor en el ahora y siempre.”
“– Es COVID. No hay ninguna duda.
– Es el justo castigo. Dios castiga con la muerte a los que infringen su Ley.
– El olvido es tu castigo. Eres la decepción de la familia. Escarnio indescriptible.”
El cuerpo se quiebra mas nunca el alma. Lejanos son los acusadores y próximos, los servidores.
Sin más deciros, J 25 A.
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