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sábado, 25 de noviembre de 2023

De Tenebris p. IV

 Arica – Chile                                                                                                                                                             19/11/23

Cilicio y templanza, levedad en las horas vagas, viento soterrado, tierra que mengua e hifas en eterno movimiento. Lejos, en la existencia indicada, la vetusta e imbricada estancia todavía aguarda. Misterio en la soledad de los Tiempos, venas y vetas extensas, tabla tras tabla, luz en la aviesa oscuridad, solitarias alwes y leyendas que rehúsan el olvido. Mirada en la inmensidad, trazos y líneas en el horizonte inverso, güestia silente, ocres losas, llegada inminente y voz que consuela. Fulgor que ciega y siega, tormento y cadenas, oscura y acre verdad y existencia en inexorable deriva. Es el anhelo de Nehemías, la verdad de Esdras y la victoria de Nahúm. Tema y lema en las torcidas letras que anhelan en olvidados manuscritos. Existe y es, lo que el silencio vaticina y la tristeza traza.

1956, lejos del Tíbet, en tierras quebradas, el monje solitario cobija la elevada semilla. Eclosión en el extraño horizonte y anhelo en la cálida tarde. Evidencia telúrica, trazo incompleto, hifa inexorable y lamentos en el viento. Mirada en la soledad, vidente soterrado, eventos y tramas, soledad en la semilla y evasión venidera. Forja en la clepsidra, vibrante historia, trama en la extensión de Isaías 6:8, luz en otra senda y exilio evidente. Mas el monje, pleno mas leve, entiende lo que vendrá, lo que la inmensidad vela, lo que el anhelo infinito clama. Por tanto, envuelto en ayeres, inmerso en anhelos, solitario, entre tierras y existencias, evidente mas no tanto, extiende su voz y llamado, invocando a los otros que son muchos.

Millas lejos, en otro horizonte, en otra existencia, la inmensidad clama la vetusta semilla: Córdoba y aledaños. Linajes olvidados, tinieblas convulsas, oquedades en copal, cinabrio a la vera y tristeza en la soledad de Ongamira. 1960, extraña güestia, lejana y alejada Masónica, cobija la escueta y ocre semilla, trazando anhelos, verdades y alwes. En Paihuano, el monje solitario se vuelve sal de la tierra y voz de los exiliados; y en Córdoba, la verdad se oculta en profundas oquedades. Muchas evidencias y verdades eclosionan, si la separación se olvida.

Nehemías en la cifra excelsa, evidente invasión, ya que otros más que los otros evaden los trazos cohesivos. Codician lo ajeno, imponen sus leyes y evidencian su lejanía. Tejido telúrico, biotesela corrupto, evidente reseteo, si las cifras no coinciden. Es la evasión de las antiguas leyes, la trama impenetrable y el exilio sin control. Miles anhelan su venida, evidentes en su consigna. La herencia se exige, y los hijos de los otros no rehúsan el llamado.

– Alwe de mi alwe, luz torcida, hoy evoco tu Linaje y oculta misión. ¡Despertad! ¡Dejad la levedad humana y levantaos! ¡Sed la sal de la tierra y excelso señorío!

Muchacha inquieta, estilete torcido, vidente excelsa, entiende que otros trazan la travesía malsana.

– Los Tlaco-Cóatl’s evidencian la evidente oscuridad.

Nehemías entiende la cifra excelsa, lo que la levedad oculta. Reforzar el biotesela, y así se evitará que los otros intervengan. Myst que invoca y evoca, que olvida o anhela, que se extiende o difumina, que siente y presiente, que traza y teje, que desteje y siega. En la avenida de las muchas sendas, en los interticios de la existencia, en veredas de otro tiempo, en una solitaria salitrera, en Comala de infinitas aristas, en el hi(a)to indicado, en la intersección certeza tres alwes se trazan. Muralla y fragua, cal y salitre, temor y silencio, clepsidra incompleta y voces que calla el intrépido viento. Hombre que es valor, valor que es verdad, y verdad que vida y tesela.

Descifrad lo oculto, las vías que se explayan, los temores que se avecinan, las vidas que se olvidan y las alwes que os cobijan. Muchas historias en estos escritos e infinidad de misiones y extravíos.

La clepsidra se colma, la fragua se funde y el biotesela se desgaja. Proseguid la travesía ahora y más que siempre.

Sin más deciros, J 25 A.

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