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lunes, 13 de septiembre de 2021

Ars Antiqua p. II

 Arica – Chile                                                                                                                                                              05/09/21

Cifrado en la levedad de las Tierras que convergen, trazado en ocre y copal, el visitante, el mochilero penitente, se extiende, silencioso, en los lindes de Paihuano. Kitaro en el ambiente, vientos a la deriva, artificios y arcanos glifos, aguas de sándalo y jazmín y visitantes que anhelan todo y nada.

Paihuano, tejedor extraviado, verdad deslavada, multiplicidad en las bio-artes, mas lejano a las Tierras excelsas. Desvarío en las mentes limitadas, extravío en las sendas del Porvenir, cruz ansada irremediablemente quebrada, sentido incorrecto de la vida.

El visitante, tejedor excelso, solitario en los anhelos del Hombre Inmenso, contempla en silencio las sendas que el Extraviado Hombre traza. Inculta verdad, leyendas torcidas, travesías del ego, terapias incomprensibles y senderos hacia ningún lugar.

Flama extinta. Tiempo atrás, en otros amaneceres, la verdad se expuso plena; mas el limitado hombre, el Vitrubio maltrecho, otros anhelos antepuso. Mentira tras mentira, trazo tras trazo, anhelo tras anhelo, una historia en la mentira o una mentira en la historia compuso. Los Elevados, sin un dejo de arrepentimiento, extendieron su luz y volvieron a las olvidadas Tierras.

El visitante, lejano a la multitud, contempla los vestigios olvidados, las sendas torcidas, las almas que anhelan, las aguas cansadas. Forja y anhelo, verdad en el hastío, místicos abalorios, tejidos de vana sabiduría, tapices de falso ocre y copal. Todo asequible si se tienen las divisas.

Lejos queda Paihuano, lejos quedan los anhelos torcidos, lejos queda el espejismo de la vana sabiduría. El tejedor, vidente en la soledad, extiende su alma lejos, muy lejos, en la cifra de un segundo, en las aguas bravías que los vientos conjugan.

Lejana isla, vector sistémico, elevado anhelo, sendas y líneas sagradas, horizonte inverso, verdad primigenia, soledad evidente, almas en infinita travesía, luz en las sombras y sombras en la luz.

El visitante, viajero inquieto, traductor antiguo, se explaya en las silentes Tierras de Isla Mocha. Mil veces en las sendas vespertinas, mas evidente en el siempre ahora. Lejos un antiguo faro indica los límites abstractos de Finis Terrae. Muy lejos, entre aguas y vientos, se yergue imponente la Luz Alzada que todo abarca. Mirada lejana, vestigio de otras Tierras, Tiempos atrapados en copal, sendas de luz y agua. Luz siempre extensa, jamás oculta mas tampoco evidente. Ideal manifiesto, entre la sal y la memoria, entre lo que ha sido y lo que será. Eterno, lejano, alma arcana y mucho más.

– Dante se extravía si la verdad devela. Lazo, trazo y vector en la cifra de la verdad austera.

Multitud de almas, encrucijada tras encrucijada, verdad tras verdad, luz en la sombras y sombras en la luz, evaden los Tiempos aciagos, las verdades inconclusas, las Tierras devastadas, los juegos del Ego, y vuelven al Principio que es un origen.

El viajero, el mochilero penitente, leve y silente, olvida sus aprehensiones. Ha llegado al lugar señalado. Paihuano se olvida en el ahora y siempre.

Sin más deciros, J 25 A

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