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lunes, 11 de enero de 2016

Memorias p. IV

Arica – Chile                                                                                                                                                              12/10/15

Extenso, más extenso que mis pesares, se extiende el rojizo desierto. Una extensión vacía, sin siquiera una brizna verde, asolada por un traidor y tóxico viento. La soledad traza extraños signos en la arena gastada, lejos siluetas extraviadas claman justicia. Un lamento se curva en el horizonte, mientras surco, silente, la muerta avenida.

El ayer me reclama. Una sociedad torcida sin vastos anhelos. Una tarde que se quiebra. Un estallido extenso, fulgores dispares, la muchedumbre aterrada. Un segundo, un segundo bastó para que todo muriera.

La arena escurre, lenta y cansina, borrando mis recuerdos. El viento pregona otros ayeres, algunas memorias y muchas lágrimas. El rojizo desierto es un osario inmenso. Desierto que se extiende más allá de mis anhelos.

La tempestad fragua memorias, mientras mi barca surca los Pesares. No existe tierra segura. Los mares se extienden hasta la lejanía, próximos al firmamento.

Náufragos, anhelando tierra firme, inmersos en pesares que a nada llevan. Exiliados por imbecilidad, atrapados por los egos, pregonando dogmas sin ningún asidero, gestando batallas sin tregua, expropiando tierras ajenas, sencillamente, por el anhelo de poseer.

Vacías las avenidas, inundadas las vías y muertas las tierras me esperan. No existe un mañana favorable para aquellos que denigran la Tierra.

Me visita una añoranza toda vez que la tristeza me embarga. Recuerdo las avenidas atestadas, los jóvenes rumbo al colegio, las madres preparando la cena y los hombres inmersos en sus desvaríos.

No existe, ya no existe nada, ni siquiera un susurro o un latido. La estirpe de los hombres se ha sumido en el largo silencio que es el olvido. Nadie los recordará. Nadie sabrá siquiera que existieron. Huella que leve brisa, inmisericorde, borrará.

Muchos ayeres, muchos ahoras, muchos mañanas se extienden. Misiones que se trazan o tachan. Memorias que se invocan u olvidan. Señores que surgen y otros que se abisman.

El Hombre Inmenso se extiende en un punto intermedio y visualiza los posibles ayeres, los posibles ahoras y los posibles mañanas. El Hombre Inmenso traza valores y sendas que nadie intersecta (1). El Hombre Inmenso propone haberes y deudas para extender un 21:1 u otro valor. El Hombre Inmenso se expresa en Tierras, Tiempos y Almas para proponer una vía que sea verdadera y, por ende, evidente.

El Hombre Inmenso regula y extiende un valor, una verdad o quizá un exilio. El Hombre Inmenso se vuelve otro Hombre Inmenso si así se requiere.

Expresad lo venidero para que surjan los ayeres o quizá los ahoras o tal vez los mañanas. Meditad en un punto intermedio para que visualicéis lo que ha sido, es y será. Una verdad se extiende más allá y lejos de aquí.

Otros ayeres, otros ahoras y otros mañanas serán expresados para evidenciar un 21:1 u otro valor.

Volveréis a los ayeres, a los ahoras y a los mañanas, para proclamar una verdad, eliminar un extravío o torcer un sendero. Seguid las sendas que se expresarán lejos o aquí.

Sin embargo, no será en soledad vuestra travesía. Otros se extienden en los ayeres, en los ahoras y en los mañanas. Otros existen para que prosigáis el sendero.

Trazos y óleos os aguardan. Existen señales atrapadas en el ayer. Memorias que anhelan, silenciosas, en arboledas olvidadas. Una señal en una fachada antigua. Infinidad y menos que más trazan vuestro sendero en el aquí, en el mañana o en el ayer.

No obstante, si los egos se alteran, si vuestras obras son torcidas, si prima lo ínfimo, más se resquebrajará vuestra Alma Grupal, quedando a merced de los Otros. Aquellos que anhelan otras vías o senderos.

Estamos en vosotros. Sin embargo, si vuestra luz se apaga, quedaréis a su merced, y nada podremos hacer.

Seguid. Surcad los Tiempos y las Tierras. Esperad lo venidero para progresar en los innumerables ayeres, ahoras y mañanas.

Anhela en el ayer, anhela y se desespera. Espera una voz mientras se vuelve Invocación. Deambula, sinuosa, entre la amplia alameda, esperando, tan solo esperando aquello que una vez prometisteis.

Pica no es juicio ni determinación. Es otra historia y otro ayer, al cual por ahora no pertenecéis.

Locumba aguarda para que la Tercera Alma regrese y se recuerde. Seguid, pero seguid cautos, sabiendo que muchos anhelan o envidian vuestro sendero.

Sin más deciros, J 25 A.

(1) Interseca – Intercepta.
J 25 A             11/01/16


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