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miércoles, 2 de enero de 2013

De Otras Tierras p. I

Arica – Chile                                                                                                                                                              11/05/12

De otras tierras, verdades y almas lo venidero se evidencia. Así lo que es silencio, voces se vuelve.

Y el Señor de los Axis evidencia su Seidad volviéndose Señor de un Axis. Así cada Señor de un Axis es el Alma y Sentencia de una bio-esfera señalada. Así la Seidad se vuelve existencia y diversidad.

Sin embargo, cada Señor de un Axis es sólo sombra del verdadero. Por tanto, la diversidad es virtual y limitada.

Silencio, sólo silencio mi travesía limita. Extraviada en la levedad y en las eras que se olvidaron, mi alma surca el oscuro firmamento.

Una y otra vez vuelvo al momento en que la verdad develé. Si el agobio es extenso, no importa en demasía, es lo evidente para calmar mi miseria.

Trazo círculos en la arena roja, surco tierras que se olvidaron, visito pueblos y ciudades que ya no existen, y sólo el silencio mi travesía limita.

De vez en cuando, una voz sin voz surca el oscuro firmamento. Sé que es la voz de aquellos que se extinguieron siglos o milenios atrás.

Y la verdad se extiende entre mi vida y lo que se olvida, y me estremezco otra vez. Y la tristeza y la melancolía se vuelven sombra de mi aflicción.

Lejos, allá donde los senderos se gastan, allá donde todo concluye, una Sentencia Extrema surge.

Y lo que ha estado olvidado, se recuerda. Y lo que ha estado extinto, vuelve a la vida. Y los pueblos gastados y las ciudades dormidas, lentamente despiertan.

Y todo se recuerda, y los senderos se extienden hasta el firmamento. Y todo regresa, y aquellos que se extinguieron, nuevamente surcan sin prisa la levedad de los tardes.

De vez en cuando, uno de ellos la extensión contempla, y se extasía.

– Es espléndida la vida, y a Dios doy gracia – comenta el joven, mientras se extravía en el gentío.

Si supieran la verdad, si supieran lo que mi alma develó, si supieran la verdad que me atormenta.

Si supieran que surcan una tierra de sombras y recuerdos. Si supieran que ya no existen en el Alma de la vida. Si supieran que el Alma de esta verdad los recuerda, para que tenga sentido su existencia.

Sí, ya nada existe aquí. Sólo existe el Alma de esta Tierra, y es ella la que recuerda, una y otra vez, aquello que se olvidó.

Y, lentamente, vuelve el silencio, y regreso al exilio. Sin embargo, a mi no me olvida el Alma de la Tierra. No me olvida ni me olvidará, ya que soy testigo de su recuerdo.

Y surcaré una y otra vez el oscuro firmamento, hasta que ella también se olvide.

Quizá así sea vuestra verdad. Quizá vuestra verdad ya no exista. Quizá vosotros sólo existís en el Alma de la Tierra. Y olvidados seréis cuando ya no se recuerde el Alma de la Tierra.

Y surcáis senderos que ya no existen. Y trazáis planes y anhelos que jamás evidentes serán. Y amáis, y olvidáis, y odiáis, y recordáis a personas que son del exilio. Así es vuestra verdad y travesía.

Quizá así sea vuestra verdad y sino. Sin embargo, si aquella Alma os limita, otras verdades se extienden en el Alma de las otras Tierras. Por tanto, algo de vosotros se presiente.

Sin embargo, debéis deducir si este escrito está dirigido a vosotros o a los otros.

Y, ¿quiénes son los otros? Son aquellos que son vosotros.

Sin más deciros, J 25 A.


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