Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

domingo, 13 de mayo de 2012

Adviento p. I

Arica – Chile                                                                                                                                                              18/02/12                           
Y otras verdades se develan, y otros valores se recuerdan, para expresar venideros senderos en esta y otras tierras.

Graznidos sombríos, voces gastadas, sombras diluidas y vientos de lluvia, aquel paraje delinean.

Y cruza aquel oscuro sitio, evitando ser visto. Jadea. Avanza, y luego retrocede. Busca un refugio seguro y abrigado. Quizá siga el sendero al bosque nublado. Quizá siga rumbo al río de aguas torcidas.

Duda. Avanza, y luego retrocede. No sabe qué hacer ni cómo reaccionar. ¿Seguirá huyendo o enfrentará a aquel que su alma anhela?

Lo presiente. Se aproxima. Sabe que es aquel que su alma anhela. No hay salida. No existe huida segura. Ha sellado todas las vías de evasión segura, incluso ha sacralizado el sepulcro olvidado.

Se ofusca. Alza su alma, y se vuelve sombras y graznidos. Avanza decididamente. Ya no olvidará más, y enfrentará su verdad.

Basta de anhelar el olvido, el exilio y el vacío. Basta de surcar sin sentido áridas tierras y solitarios sitios. Ya no será sombra leve y voz dormida. Será lo que su Alma anhela, y encarará a aquel que lo persigue.

– Retroceded. Olvidadme; y vuestra vida será salva. Abandonad esta tierra y vuestro afán. Si queréis regresar a los vuestros, retroceded y abandonad mi tierra.

– Son vanas vuestras amenazas, extraviado señor. Es mi misión enfrentaros. Es mi afán designado por aquellos que me envían.

– Dejad que viva en tranquilidad. Dejad que estas tierras surque sin dilación. Dejad que mía sean la templanza y la tranquilidad.

– Os ha sido vedada la tranquilidad, extraviado señor. Vivís un tiempo prestado. Ya vuestra verdad se ha olvidado. Vuestro sendero es otro y diverso. Abandonad esta tierra o exiliado seréis.

– Rehusad vuestra misión, señor. Rehusadla, sino vuestra será la derrota. Vuestra sangre derramaré. Vuestra alma destrozaré, y ya no existiréis más. Quizá algún día vuestro clan me perdone…

Alza su alma, y de sombra son sus afanes, y de graznidos su defensa.

Retrocede aquel que lo sigue, y alza un extraño y antiquísimo libro.

– Por la verdad que me ha sido concedida por los Señores Antiguos, invoco vuestra verdad, señor extraviado. Volved a vuestro sitio. ¡Volved! Y que vuestra alma regrese a la otra tierra. ¡Volved! Y que vuestra vestidura se vuelva viento y ceniza. ¡Volved! Y que vuestra voz, vuestra verdad y vuestra memoria yazcan en aquel sepulcro olvidado.

Y un clamor, y una lágrima, y un recuerdo, y una vida se olvidan, cuando aquel gastado Grimorio cierra.

Se arrodilla. Agradece a la Vida. Agradece a los Señores Antiguos. Agradece a aquellos que existen en la oscura lejanía. Ha liberado un alma y desterrado un recuerdo.

Así se señala vuestro venidero sendero, para evidenciar axis que se extiende más allá de las tierras olvidadas.

Y otros vuelven, y otros regresan, y quizá sean venideros valores. Y así sabréis si sus verdades son en verdad verdaderas.

Sin más deciros, J 25 A.

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