Sitio señalado para expresar la voz de los Señores Antiguos, cuya sede se encuentra en Arica-Chile.

sábado, 22 de enero de 2011

Mare Nostrum p. III

Arica – Chile                                                                                                                                                              26/09/10

Cruza la tarde queda, se extravía en el gentío, olvida su casta, y va en busca de aquello que tanto ama.

Así ha sido desde hace un tiempo, y ya no existe vuelta atrás. Cubre su cara, apura el paso y surca el puente que la separa de lo que tanto anhela.

Cruza la selva húmeda y temblorosa, esquiva sombras y temores, y olvida lo que la atormenta.

Y concluye la selva y comienzan las aguas, y escucha el susurro de los Señores y el viento.

Se arrodilla, descubre su cara, despierta su alma, e invoca a aquellos que tanto ama.

Señores que existen en las leves, en las extensas, en las extrañas aguas. Señores que han existido desde siempre, desde antes que existieran vuestras palabras.

Señores que son dioses y dioses que son Señores, que se olvidan en los gastados templos.

Señores llamados de tal o cual manera, designados según la conveniencia de la fe de turno. Sin embargo, ella sabe que sólo son sus antepasados que del olvido han regresado.

Son aquellos señores que su casta limitaron cuando las eras eran otras y las tierras, lejanas.

Anochece, el frío cala profundo, y a los lejos la aldea se ilumina. Y por un momento recuerda lo que ha abandonado.

Aldea de almas extraviadas, de almas desdichadas, de almas olvidadas, que anhelan tiempos mejores.

Almas que día tras día el templo visitan, envueltas en telas, incienso e infinitos anhelos.

Llueve, y la aldea se olvida. Sabe que la verdad no está en aquel templo y sus reliquias. Sabe que las plegarias se esfuman cuando los inciensos se apagan.

Sabe que la verdad vibra más allá de la selva, donde se extienden las diversas aguas.

…Y agradece a los Señores la vida que le han entregado.

Y cierta noche de relativa calma, los Señores le hablan:

– Adhita, volveremos cuando los tiempos sean verdaderos. Volveremos cuando vuestro exilio culmine.

– Jamás os hemos abandonado. Sin embargo, permanecemos a la vera de vuestro sendero.

– En vosotros, en las tierras, en las aguas y en los vientos estamos. Y cuando el Soplo de los Antiguos culmine, volveréis a formar parte de nuestra alma.

Lágrimas de alegría y gratitud Adhita derrama. Lágrimas que también son esencia de los Señores de Todas las Aguas.

Volveréis a tierras que antes surcasteis, quizá para terminar o iniciar algo. Sin embargo, cada nuevo viaje es un regreso y un encuentro.

Quillagua os anhela en la lejanía, y octubre define su travesía.

Ofragia se ve a los lejos, allá donde almas y tierras se entrecruzan; y que San Lorenzo de Tarapacá descifra. Y allá volveréis en noviembre.

Y lágrimas quedarán en el Salar de Llamara cuando el año finalice.

Realizareis estas misiones el segundo sábado de cada mes. E irán los que tengan que ir. Así se ha designado desde que las tierras leves anhelasteis surcar.

Sin más deciros, J 25 A.

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