Los fusiles de los militares, el fuego de los cañones y las estrategias combativas de Los Señores de la Des-Unión (1), han desvitalizado sistemáticamente las extensas reservas biológicas.
Es la guerra la más mortal de las empresas manifestadas por los linajes humanos, es el simple ensayo de la des-unión.
No existen enemigos verdaderamente enemigos, sino diferentes puntos de vista sobre una misma cuestión.
En la guerra todos pierden y nadie gana. Pues la victoria no es apropiarse de un puñado de tierra de despojos humanos cubierta, ni la elevación de un determinado paradigma existencial, ni el afán de lograr la paz a costa de la sangre de los opresores (2); sino que radica en rendirse a sí mismo, en descubrir que todo lo que nos separa son sólo simples relatividades, vanas palabras de ego e ignorancia.
Lucháis por la tierra que sucumbe bajo vuestras botas. Mas esa tierra es ajena a los que la miden en fronteras (3).
Lucháis por hacer prevalecer un determinado estilo de apreciar la existencia, pues estáis en la certeza de que es el más verdadero.
Es por esta razón que vuestra historia está plagada de batallas santas, donde la Iglesia (4) bendice las armas y ora por los combatientes que aseguren su larga vida en el poder. Mas sus palabras se volverán cenizas y sus monumentos de soberbia en moradas de iniquidad (5): la voz de ellas no es la voz del Maestro.
Tantas situaciones conllevan a la atroz guerra que larga sería su enumeración, mas su axis radica en que el hombre desconoce a sus semejantes.
Después que la batalla ha terminado, los vencedores, que en realidad son solamente los vencidos, la victoria celebran y las posesiones de los vencidos reparten.
Así, año tras año, década tras década, siglo tras siglo, mientras aún les quede un leve atisbo de conciencia, rememoran sus pasadas victorias y vivifican a sus muertos y, nuevamente, denigran la tierra bajo sus botas.
¡Dejad que los muertos entierren a sus muertos! ¡Dejad que la sangre se seque sobre las tumbas olvidadas!
Son estas situaciones las que han transformado vuestra extensión terrena en tierra muerta. Misma tierra que no descansará en paz, mientras todavía exista un hálito de combatividad en sus linajes humanos.
En el próximo ciclo, la milicia será sólo polvo en el viento; y sus mortíferas armas, el asfalto de las nuevas calzadas, el acero de las azadas que surcarán la nueva tierra…
En vuestro rango de acción el rastro de sangre es más evidente, pues en vuestras tierras el hermano ha contendido contra su hermano. ¿No os acordáis de estas canciones de batallas? :
“Son esos guerreros… Sus almas valientes se funden en el fuego… Marcharon triunfantes de Chile al Perú…”. Y otras tantas que sólo recuerdan vuestra afrenta a vuestros hermanos y a la tierra (6).
Ya sabéis por qué vuestro mundo, en cierta medida, se ha desfasado de las líneas de inducción crística.
Esto os enseñará lo que debéis ser y hacer, recordando que la tierra no os pertenece y que vuestra única nación es la tierra sin fronteras, cuyos territorios limitan con el Profundo.
Sin más deciros, J 25.
(1) Seres de diversas relatividades existenciales, que mantienen un influjo nocivo sobre los extensos territorios humanos, por innumerables y arcanas razones.
KER’E 02/06/97
(2) Al derramar la sangre de vuestros opresores –de cualquier estilo– lo único que hacéis es volveros iguales a ellos, vestiduras de ego e ignorancia.
METH 02/06/97
Esta situación la podéis apreciar correctamente en lo acaecido en la Embajada de Japón en Perú.
T’IKAL 02/06/97
(3) Las fronteras son sólo patéticas expresiones de qué es capaz el ser humano cuando el rumbo ha perdido.
J 25 03/06/97
“…la tierra es mía. Pues vosotros sois extraños y moradores que están conmigo…”: Lv. 25:23.
METH 04/06/97
(4) Estáticas piedras por los humanos erigidas, para resguardar los preceptos divinos que sólo subsisten y expanden en piedras de vida –santuarios–. Es por esta razón que la piedra muerta solamente puede amparar libros, palabras y rituales de esencia muerta.
KER’E 04/06/97
(5) Expresión venidera de las huellas del pasado, sino retoma el rumbo que le fue antaño designado: expandir la verdad y la vida.
J 25 04/06/97
(6) Se refiere a las guerras que ha librado vuestro mundo contra sus hermanos.
J 25 04/06/97
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